1

10,809 vistas

Febrero 11, 2015 03:31 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política ›


Imposible que aceptemos en la Ciudad de México y en otras capitales estatales se rompa la tranquilidad, se cierren calles y avenidas a la circulación de vehículos, se ahorquen a los comerciantes establecidos, se ahoguen las fuentes de trabajo de hoteles y restaurantes, se afecte al turismo nacional e internacional. Tengan o no razón en sus demandas, lo cierto es que quienes alteran la vida citadina de millones de mexicanos, alegan a su favor los derechos humanos que ellos no saben respetar.

De nueva cuenta los integrantes de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, llegaron a la Capital del País y se plantaron sobre Paseo de la Reforma, desde Insurgentes Sur hasta la Avenida Bucareli. Eso ocurrió este lunes 9 de febrero, el Día de la Marcha de la Lealtad, el comienzo hace 102 años de “La Decena Trágica”, sucesos históricos que, obviamente, no están en los conocimientos de los profesores oaxaqueños que impunemente invadieron el Distrito Federal.

A bote pronto surge la interrogante entre la gente del pueblo: ¿quién sostiene económicamente este movimiento? Los profesores centecistas viajaron en autobuses de lujo, trajeron nuevecitas tiendas de campaña, lámparas para su alumbrado (mientras ponen sus “diablitos”), además de gastos de alimentación o “¿trajeron sus tortas?”. Eso cuesta diariamente muchos miles de pesos y no creemos que los profesores lo estén pagando de su “exiguo” salario que, por cierto, obtienen por más días de paro que por días de clases.

Escuché a un comentarista radiofónico decir que “los de la CNTE ya le tomaron la medida al gobernador de Oaxaca, a las autoridades del Distrito Federal y al Gobierno Federal”. Triste y verdadero ese comentario, porque la noche del lunes el secretario de gobierno capitalino, un señor de apellido Serrano, aseguró enfáticamente que si no retiraban el plantón, “nosotros los vamos a quitar”. No sucedió tal, aunque por unas horas la vialidad quedó despejada y anunciaron, retadoramente, que estarían tres días y ¿quién se atreve a tocarlos?. Por supuesto que nadie, porque estamos en “el sexenio de la tolerancia y del diálogo”.

La Sección 22 de la CNTE sabe muy bien que obtiene millones de pesos al presionar a las autoridades estatales y federales, a cambio de….¡NADA! En Oaxaca se gobiernan por si mismos y están en franca y abierta oposición a aceptar la Reforma Educativa. Tampoco admiten que sea directamente la Secretaría de Educación Pública la que haga los pagos de nómina. Menos aún apoyan que les hagan evaluaciones de conocimientos. Es claro, ¡se acaba el negocio! Insisten en que se otorguen plazas de profesores por miles, aunque los aspirantes no tengan la mínima preparación para ejercer como profesores: quieren plazas para los hijos de los jubilados, a lo que me preguntó, ¿qué capacidad profesional tienen esos hijos de jubilados, para estar al frente de una aula? Reclaman también que los egresados de las normales tengan automáticamente su lugar de trabajo.

Han transcurrido dos años y tres meses sin que el problema magisterial tenga visos de solución. Desde que se presentó la iniciativa de Reforma Educativa, la dirigencia de la CNTE se opuso radicalmente y los sucesores de la profesora Elba Esther Gordillo Morales, del SNTE, simplemente se aliaron al gobierno federal y jamás han sido capaces de enfrentarse a sus disidentes, a quienes el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto les ha dado toda la fuerza, parece que les tiene miedo y no apoya a las autoridades locales para regresarlos a su lugar de origen, a cumplir con su misión y entonces si a exigir prebendas.

Estoy seguro que si desde el principio del sexenio este problema queda en manos del Secretario de Educación Pública, el licenciado Emilio Chuayfett Chemor, ya estuviera totalmente resuelto. Los llamados trabajadores de la educación no andarían con sus manifestaciones callejeras. Pero “el ajonjolí de todos los moles” metió las manos y es hora de que el problema sigue entrampado en el edificio de las calles de Bucarelí 99 esquina con General Prim, el Palacio de Covián, ahí frente al centenario Reloj Chino.

La Reforma Educativa tiene mucho de materia laboral y poco de educativo. No se requiere ser abogado ni experto en materia educativa. Nunca hemos oído que el licenciado Navarrete Prida, secretario del Trabajo y Previsión Social, habrá la boca. Valga añadir que es lamentable que ese señor esté en una dependencia tan importante y que llegó a ella por el cuatismo, porque en su curriculum no tiene ningún antecedente en ese ramo. Por supuesto que no el único del gabinete que carece de antecedentes en el cargo que desempeña, porque el 90 por ciento anda en las mismas.

Estos plantones que también se dan con la gente de la Ceteg (en Acapulco, Guerrero) con las respectivas manifestaciones o “marchas democráticas”, hacen reflexionar a todo mexicano mayor de edad y particularmente a quienes amamos la profesión magisterial que maestros como Jesús Sotelo Inclán, Arqueles Vela, Agustín Cué Cánovas, entre otros, formaron generaciones de apasionados profesores que iban a las aulas de educación primaria para impartir los conocimientos básicos, no para organizar suspensión de labores y lanzarse a la calle, en las peores fachas y con un vocabulario que envidiaría uno de los más mal hablados del puerto de Alvarado, Veracruz. ¿No es cierto mi estimado profesor Víctor Manuel Barceló?

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿El Presidente Enrique Peña Nieto francamente tiene miedo de enfrentarse a los profesores de la CNTE y ponerlos en su lugar o su Secretario de Gobernación mantiene su política de abarcar todo y revolver nada?

VER NOTA COMPLETA

¿Hasta cuándo señor Presidente Peña Nieto?

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.