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Septiembre 16, 2024 20:57 hrs.

Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

Política ›


Dicen que Dios perdona todo. Menos algunos actos de los hombres, como unirse a su enemigo, injuriarlo y la traición. Y lo que acaban de hacer los senadores, en medio de un circo lleno de traiciones cometidas por muchos de los peores hombres que haya parido México, no tiene siquiera perdón del diablo, quien seguramente los vomitará de su infierno, una vez que lo pisen.

Los opositores buscaron entre todos los representantes populares para encontrar al traidor a la patria, a su familia y a ellos mismos, para convencerlo antes de la votación, de abandonar esa actitud y sólo encontraron sospechas. Nadie pudo haber imaginado al valentón que creció políticamente en medio de la podredumbre de la corrupción, o al veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares y a su hijo del mismo nombre. Nunca levantaron la menor desconfianza.

Nadie imaginó que de ahí vendría el tiro de gracia. Hace seis años, el padre retó inclusive al Presidente, a quien llenó de insultos y llamó vividor del sistema durante 18 años. Le dijo zopilote, vil, siniestro y otros calificativos fuertes. Le espetó que lo desnudaría ante los veracruzanos. Que demostraría que el otro corruptazo, el ex gobernador también del estado jarocho, Javier Duarte, lo había mantenido y que sostenían una relación de amistad muy estrecha.

Pero… de tal padre, tal hijo. Reza el dicho popular. Vemos que estos tipos son valientes hasta que se enfrentan a la verdad. Obviamente, ambos, deben haber sido sometidos a fuertes amenazas.

Principalmente de cárcel, por todos los abusos cometidos por ambos. De esta manera, el Presidente contaba con la oportunidad de vengarse de su enemigo.

La venganza es su principal delirio. Quién iba a imaginar que consumaría dos: la reforma al Poder Judicial y contra uno de sus múltiples enemigos. En el caso de los Yunes, ninguno de los dos estaba a salvo. Ambos han sido señalados por diversos actos de corrupción desde que ocuparon cargos de relevancia. Vaticinamos que no le sería difícil a Morena encontrar al Judas.


De por sí, las huestes del partido ya habían iniciado la cacería destilando porquería a diestro y siniestro y hasta se atrevieron a detener sin aparente causa al padre del senador Daniel Barreda, de Campeche, para obligarlo a no asistir a la sesión en la Cámara Alta.

El impresentable Gerardo Fernández La Roña y Adán Augusto López Hernández, ambos serviles del Presidente, aseguraron haber hablado con el legislador y les aseguró que su padre gozaba de cabal salud.
Como nunca en la historia, se recurrieron a todas las argucias en medio de un lodazal, a la vista de los mexicanos. El Ejecutivo condujo su rebaño de hienas en busca de carroña y se vio instado a proferir lo que mejor le sale: todas las mentiras, en medio del más puro cinismo.
Los Yunes, conscientes de las necesidades de México, se dieron cuenta de que la reforma es la solución. Lo dijo en una mañanera, visiblemente perturbado. Con un tartamudeo más acentuado.
Con un trabajo denodado para dar con las palabras precisas.

Con explicaciones que ni siquiera venían al caso, en un intento de convencer que duró mucho más de lo necesario. Con desvíos del tema por muchos minutos, mientras regresaba el recuerdo de la pregunta para volver a incorporarse a su atropellada explicación. Y con un dejo de desvergüenza largo como la esperanza del pobre.

Obviamente, los actores anteriores y otros de su calaña, no fueron los únicos. La traición a la patria fue consumada también con la complacencia de los enamorados de este sistema, que la madrugada del miércoles inició el camino seguro a la dictadura. Con el consentimiento exultante de esos que escriben a un servidor y celebran los hechos con bombo y platillo, como el acontecimiento más importante que hayan presenciado jamás.

Esta es la única mega obra de Morena terminada e inaugurada. El 2030, veremos a Andy López Beltrán, convertido en sucesor de Claudia, para continuar la magna obra, mientras su padre intenta entrar al infierno, que lo espera con las puertas abiertas para someterlo a juicio.
ariosruiz@gmail.com

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Infierno para los traidores

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