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Julio 21, 2019 10:20 hrs.

Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com

Periodismo ›



En medio de la euforia del triunfo electoral apabullante de 1964, el presidente Lyndon Baines Johnson prosiguió con su programa de reformas. Nadie iba a negarle el derecho de hacerlo, el 61 por ciento de los votantes lo eligieron, era en ese momento o nunca. Jamás imaginó que esos mismos electores terminarían por ser sus críticos acérrimos cuando los asuntos de las relaciones exteriores no salían como se planeaban. Sobre ello y el gobierno de Richard Milhous Nixon abordaremos en esta ocasión.
A principios de 1965, el presidente Johnson emprendía el programa ’The Great Society’ bajo el cual estimaba habría de transformar a los EUA y acabar con todos sus males. En medio de todo esto iba lo que podíamos llamar un subprograma, el de la ’Guerra contra la Pobreza.’ Esto implicaba ofrecer apoyos para que los estudiantes de recursos limitados pudieran acceder a la educación, dando inicio con el llamado ’Head Start Program’ destinado a los niños en edad preescolar. Asimismo, buscó mejorar el sistema de salud al apoyar a las clases marginadas vía el ’Medicaid’ y para las personas de edad avanzada el ’Medicare.’ En igual forma, respaldó el desarrollo de las regiones marginadas al crear los ’Job Corps’ destinados a los desempleados. El objetivo era mejorar las condiciones económicas lo cual ayudaría no solamente a implantar medidas, sino que permitiría el éxito en el combate al crimen y la delincuencia. En el aspecto cosmético, el 22 de octubre de 1965, el presidente Johnson promulgó una ley destinada a embellecer las carreteras dentro de lo cual incluía limitar los anuncios publicitarios a lo largo de ellas, así como remover los depósitos de chatarra y basura que se generaban a lo largo de las carreteras interestatales, un programa que tomó como suyo la esposa del presidente, Claudia Alta Taylor a quien todos llamaban Lady Bird Johnson.
Ni quien dude de la importancia de los programas sociales implantados por Johnson. Sin embargo, como todos los de ese tipo que operan en un solo sentido, terminan por crear distorsiones y eso aconteció con un sector muy importante de la sociedad estadounidense que acabó por sentirse muy cómoda con la postura de esperar la dadiva y no ofrecer nada a cambio. A pesar de todos los logros que, en el terreno doméstico, obtuvo el presidente Johnson, su gestión tiende a recordarse en una sola palabra: Vietnam.
Durante la campaña, Johnson prometió que no enviaría jóvenes estadounidenses a realizar el trabajo que deberían de realizar los asiáticos. A pesar de esto, en marzo de 1965, envió tropas de combate a Vietnam con el apoyo del pueblo estadounidense y para junio de ese año, 82 mil efectivos estaban instalados allá. Bajo la creencia de que le había sido extendido un cheque en blanco y el soporte de la ciudadanía le duraría toda la vida, el presidente de origen texano, a pesar de que algunos de sus asesores le prevenían de lo que podía suceder, si bien no accedió a lo que los militares demandaban, se enviaran 175 mil combatientes más, si accedió a que 100 mil se fueran en el mes de julio de 1965 y una cantidad similar el año siguiente. Aquello tomaba trazas de convertirse en una conflagración mayor.
Aparte de que se sumaron tropas de Corea del Sur, Tailandia, Australia y Nueva Zelandia, en el ámbito domestico estadounidense, empezaron a aparecer grupos en favor y en contra. Por un lado, los llamados ’Hawks’ (Halcones) quienes proponían un bombardeo masivo y el uso de armas nucleares. Por otro, aquellos a quienes se denominaba ’Doves’ (Palomas) buscaban una salida negociada mediante la declaración de Vietnam del Sur como zona neutral y mas tarde alcanzar la reunificación con Vietnam del Norte. El presidente Johnson optó por la enfatizar vía bélica y para noviembre de 1967, ya tenía en territorio de combate mas de 500 mil soldados, a la par que las bajas totales sumaban mas de 15 mil y los heridos rondaban los 110 mil. En ese escenario nada grato los medios de comunicación, encabezados por la voz de Walter Cronkite, en la cadena televisiva CBS, presentaban noticias que en ocasiones eran ciertas y otras que no necesariamente correspondían a la verdad, pero que atraían audiencia. Un día tras otro fueron incrementándose el número de protestas y oponentes a seguir enviando jóvenes que regresaban del frente de batalla muertos o mutilados mental y/o físicamente. A la vez, se demandaba parar aquello que decían era un ataque sobre civiles inocentes, además de que los EUA estaban dando apoyo a una dictadura en Saigón. Eso era lo que, en octubre de 1967, alrededor de 35 mil personas protestaban frente a las oficinas del Pentágono. En ese ambiente adverso, Johnson llegó a 1968.
El ultimo día de enero, el general norvietnamita, Vo Nguyen Giap al mando de 70 mil efectivos, lanzó una ofensiva sorpresa denominada Tet que consistió en atacar mas de cien ciudades y pueblos de Vietnam del Sur. Las tropas estadounidenses lograron sobreponerse y responder con éxito al grado que los atacantes no pudieron mantener posesión de los sitios por mas de uno o dos días. No obstante que el general en jefe de las fuerzas estadounidenses, William Joseph Westmoreland, clamaba que la victoria estaba cerca, por otro lado, demandaba que le enviaran 200 mil hombres más al frente de batalla. En ese entorno, el panorama futuro no lucia prometedor para el nativo de Stonewall, Texas.
La población estadounidense estaba entre escéptica y dividida. Las protestas en contra de la guerra arreciaban, Los combatientes estadounidenses, se encontraban desmoralizados porque todas sus acciones no eran suficientes para derrotar plenamente a los norvietnamitas. Porque el presidente enfrentaba la disyuntiva de no querer aumentar impuestos, pero no deseaba recortar el gasto destinado a su programa de combate a la pobreza y tenía la necesidad de incrementar los recursos para continuar con la guerra, lo cual no le dejaba otra alternativa sino recurrir al endeudamiento y acrecentar el déficit. Aunado a ello, 1968, era año electoral y contrario a lo que pudiera esperarse, dentro del Partido Demócrata, surgieron quienes consideraron que, dada la situación difícil por la que atravesaba el presidente, podía uno de ellos convertirse en el candidato presidencial.
En marzo, durante las primarias en New Hampshire sonaron las alarmas en la Oficina Oval. El senador por Minnesota, Eugene McCarthy, obtuvo el 42 por ciento de los sufragios contra el 50 porciento del presidente. Ante ello, dado el poco aprecio que sentía por Johnson, el senador por New York, Robert Fitzgerald Kennedy, decidió, montado en la popularidad de su hermano extinto y en todo el aura artificial que se había creado alrededor de su memoria, que también participaría en la contienda por la candidatura presidencial. Frente a ese panorama, en un autentico ’idus de marzo, el día 31, el presidente Johnson anunció al pueblo estadounidense que se limitara el bombardeo sobre Vietnam del Norte para dar paso a un acuerdo negociado que finalizara el conflicto. Asimismo, dio a conocer que no participaría en la contienda en busca de la nominación para otro periodo presidencial ya que dedicaría todos sus esfuerzos a tratar de lograr la paz. La platicas en ese sentido dieron inicio en mayo, pero pronto cayeron en un estancamiento dado los tiempos electorales que se vivían en los EUA. Pero volvamos a los sucesos en territorio estadounidense.
El 4 de abril, el líder afroamericano, Martin Luther King Jr.,FFue asesinado lo cual dio pie a un sinfín de protestas violentas. En medio de todo ello, el 11 de abril, el presidente Johnson firma la Ley de Derechos Civiles de 1968. A la par continuaba la lucha por la nominación demócrata entre McCarthy y Kennedy, ambos con un discurso antibélico. Cuando parecía que los electores demócratas terminarían por inclinarse a favor de Kennedy, se atravesó el 5 de junio. Recordamos que ese día alrededor de las 23:30 horas, tras de que se anunciara el triunfo de Kennedy en las primarias de California, decidimos apagar el televisor e irnos a dormir pues al otro día había que ir a la escuela. A la mañana siguiente, era jueves, lo primero que nos enteramos al leer Zócalo era que le habían pegado un tiro al precandidato demócrata quien falleció ese día. Esto acabó por llevar a que los demócratas escogieran como su candidato al vicepresidente Hubert Horatio Humphrey Jr., acompañado por el senador por Minnesota, Edmund Muskie. La fórmula resultaba extraña pues también Humphrey era nativo de Minnesota. Por su parte, los republicanos eligieron candidato al resucitado, políticamente hablando, Richard Milhous Nixon quien llevó al gobernador de Maryland, Spiro Theodore Agnew como aspirante a vicepresidente. Un tercer candidato fue el gobernador de Alabama, George Corley Wallace Jr., representando al Partido Estadounidense Independiente, junto con el general de la Fuerza Aérea, Curtis Emerson LeMay. Al final la victoria favoreció a Nixon quien obtuvo 31.78 millones de votos al ganar 32 entidades que le representaron 301 votos electorales. Humphrey alcanzó 31.27 millones de votos al alcanzar la mayoría en 13 entidades y el Distrito de Columbia, lo cual representó 191 votos electorales. Nuevamente, el sur fue perdido por los Demócratas al obtener la mayoría de los votos en cinco entidades de esa área y alcanzar un total de 9.9 millones de votos que representaron 45 votos electorales. De esa manera concluía el gobierno del presidente Johnson quien acabaría por retirarse con un agrio sabor de boca por no haber podido imitar los logros de su héroe, F.D. Roosevelt. Para tener una idea mas amplia de lo que fue el gobierno, y los días posteriores hasta su muerte, del trigésimo sexto presidente de los EUA, es recomendable revisar el libro ’Flawed Giant: Lyndon Johnson and His Times, 1961-1973’ (1998) escrito por Robert Dallek. Pero vayamos a los años de Nixon.
El abogado graduado de la Universidad de Duke, fallido aspirante a ser agente del FBI, el teniente comandante de la Armada estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, el representante del duodécimo distrito de California en el Congreso, el Senador por California, el anticomunista rabioso, el vicepresidente durante la administración de Eisenhower, el fallido aspirante presidencial derrotado por los votos surgidos de los cementerios de Illinois y Texas, el político dado por acabado, realizó la resurrección nunca vista ni antes, ni después, para llegar a la primera magistratura de su país. Es común resumir el gobierno de Richard (1969-1974) Nixon en un solo evento, Watergate. Sin embargo, hubo muchas otras cosas positivas de su gestión que algunos desconocen o ponen de lado a la hora de calificar su gestión. Repasemos sus acciones en el ámbito interno.
El programa bajo el cual Nixon desarrollo sus acciones internas lo denominó ’New Federalism.’ Aun cuando Nixon es ubicado en la extrema derecha rabiosa, muchas de sus acciones podrían ser calificadas de progresistas. En el sur de los EUA implantó medidas tendientes a eliminar la segregación racial. Al establecer comités integrados por blancos y afroamericanos, logró que, para finales de 1970, solamente el 18 porciento de los niños de color asistieran a escuelas integradas exclusivamente por miembros de raza negra, lo cual significó una reducción significativa si se le compara con el 70 porciento que lo hacía en 1968. Asimismo, realizó cambios en los programas de ayuda para las familias con niños, los de vales de despensa y ’Medicaid’ al optar por entregar los pagos con dinero en efectivo para los necesitados, madres solteras y los pobres con salarios bajos. En contra de su imagen dura, Nixon fue un promotor de los derechos de la mujer. Incrementó el numero de damas que trabajaban en su gobierno, respaldó las demandas que se hacían por discriminación sexual relacionadas con el otorgamiento de empleos, además de ordenar al departamento del trabajo que en los contratos de empleo del gobierno federal fueran incluidos lineamientos específicos en contra de la discriminación sexual. Tal vez los ambientalistas de ahora no lo recuerden, pero, en 1970, Nixon creó la ’Environmental Protection Agency (EPA); favoreció la conservación de los recursos naturales. En ese mismo tenor promulgó en ese año la Ley para el Aire Limpio, la Ley Nacional de Política Ambiental y estableció la oficina de Seguridad Ocupacional y Administración de la Salud (OSHA).
En materia económica, ante el temor de que la inflación se saliera de control, Nixon recurrió a una receta muy cuestionable, el congelamiento de precios y salarios, mientras que dejaba el dólar flotando con respecto a otras monedas. El control artificial no dio los resultados esperados y en abril de 1974 fueron desechados. Por lo que respecta al dólar, el 15 de agosto de 1971 decidió romper la convertibilidad del dólar al oro, rompiendo así los Acuerdos de Breton Woods. Pero si de asuntos externos se trataba, hubo uno de carácter singular.
Después de que, durante casi una década los EUA, dedicaron una buena cantidad de recursos al programa espacial en donde mantenían una cerrada competencia con los soviéticos, el 20 de julio de 1969 a las 20: 17 horas, la nave espacial Apollo 11 arribaba a la luna y el astronauta estadounidense, Neil Armstrong se convertía en el primer ser humano en pisar territorio lunar, seguido minutos después por Edwin Eugene Aldrin Jr., mientras que el tercer tripulante, Michael Collins permanecía en el modulo comando orbitando el satélite. Era el triunfo estadounidense en la carrera espacial. Kennedy había prometido que ellos llegarían primero y acertó, lo que nunca imaginó que ello se lograría durante el mandato de quien, como él, llegara como senador novicio en 1950 y al que, en 1960, envió a lo que parecía el fin de su carrera política.
Si algo distinguió la gestión de Richard Nixon fue su ambición por imponer su agenda. En ese contexto, su trato con el Congreso fue tenso. En lugar de optar por la negociación y alcanzar acuerdo, prefirió la vía de la confrontación. Estimaba que el poder depositado en la presidencia era superior a cualquier otro y por lo tanto debería ser exentado de cumplir ciertas reglas establecidas en la Constitución. Esa relación tirante con los legisladores habría de serle muy costosa durante su segundo mandato y en nada lo ayudó a la hora que surgió el escandalo de Watergate, pero sobre eso y las acciones que Nixon realizó en materia de política externa, les comentaremos la semana próxima. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1) Lector amable, hacemos de su conocimiento que el miércoles 31 de julio a las 18:00 horas, en las instalaciones del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), sita en Francisco Y. Madero No. 1 en San Ángel, CDMX, habrá de presentarse el libro de nuestra autoría ’Las Conferencias de Bucareli. Un Acuerdo Pragmático de la Diplomacia Mexicana.’ Este volumen. cuya edición fue factible gracias al apoyo que nos otorgó la entonces directora general del INEHRM, Dra. Patricia Galeana Herrera, será comentado por el director general actual de dicha institución, Dr. Pedro Salmerón Sanginés. Si usted, lector amable, anda ese día por los rumbos de la hoy alejada de ser nombrada la región más transparente del aire, y dispone de un par de horas libres, esperamos saludarlo por ahí.
Añadido (2) El sábado 13 de julio, se demostró que el alcalde de New York, Warren Wilhelm Jr., mejor conocido como Bill de Blasio, es prescindible totalmente. Al suscitarse la emergencia por el apagón, fueron los miembros de los departamentos de policía y bomberos quienes, al actuar eficientemente, evitaron males mayores. Aun no se sabe, a ciencia cierta, si ese día el funcionario mencionado andaba en Iowa en la búsqueda de adeptos para su campaña presidencial fantasmal o participaba en uno de esos concursos en los que se empujan semovientes.
Añadido (3) ¿Lo de Baja California podría ser considerado dentro de la categoría de un golpe de estado incruento[fallido]?
Añadido (4) Veíamos las imágenes de hace unos días en el Parque Francisco Y. Madero de Saltillo, Coahuila y no pudimos sustraernos a recordar el verano de 1958 cuando un chamaco pueblerino observaba, desde las entrañas de aquel viejo recinto con sabor beisbolero, su primer juego de ese deporte. Era un partido entre el Club 45 de su pueblo natal y el equipo representativo de Río Bravo que competían en la Liga Minera Miguel Pier. La imagen que se le quedó grabada fue la de un pelotero novato quien, a una velocidad endiablada, recorría las almohadillas hasta llegar de cabeza al home. Se trataba del jardinero central del segundo equipo, Marcelo Juárez Moreno.

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La política exterior estadounidense. Entre Vietnam y la luna / l

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