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Diciembre 21, 2013 09:43 hrs.

Norma Mendoza Alexandry › diarioalmomento.com

Cultura ›


Una de las facetas de lo que se denomina “identidad mexicana” es sin duda, el muralismo. La pintura que plasmaron artistas renombrados sobre muros y techos de edificios, hoy forma ya parte de nuestra identidad.

El uso del color, diseño y temática puede radicalmente alterar la sensación de proporciones espaciales de un edificio. En este sentido, el muralismo es un tipo de pintura tri-dimensional, ya que modifica y participa de un cierto espacio.

Es muy satisfactorio contemplar y admirar el interior de edificios antiguos llenos de arte y cultura principalmente en el Centro Histórico de la ciudad de México, como por ejemplo, el Antiguo Colegio de San Ildefonso (para ver da clic aquí), éste es de gran significado por su gran trascendencia y su amplio significado público. Haber sido estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria No. 1 UNAM, hoy conocido como Colegio de San Ildefonso, me concedió haber disfrutado, analizado y ser contagiada del sentir de mexicanidad que contienen los murales en este bellísimo edificio. Aquí, como en otros edificios de similar belleza podemos darnos cuenta que el artista mural abarca un tema de tipo social y patriótico en una escala apropiada, referidas ambas a exigencias estructurales de la pared y la idea que se expresa.

José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros reivindicaron los monumentales frescos del Renacimiento Italiano, pero infundiéndole temas y formas referentes a su época. Se convirtieron así en los partidarios más famosos de un movimiento de arte público que comenzó en el año 1920, cuando el nuevo gobierno revolucionario de México comenzó un programa de artistas comisionados para pintar murales en edificios públicos.

La pintura mural por tanto, se convertiría en un monumento al pueblo de México y una forma de educación pública, un libro de historia abierto para todos.

Las imágenes y mensajes fueron un elemento clave de evolución sobre la definición de la identidad nacional mexicana.

El heroísmo de la Revolución Mexicana, la espiritualidad de culturas nativas y el rechazo de la dominación extranjera fueron temas codificados en muros públicos e integrados a la conciencia nacional.

Un gran muralista

La vida de José Clemente Orozco fue de adversidad y triunfo. En su niñez nació de una familia de clase media, sufrió fiebre reumática que daño su corazón y en su juventud, una explosión de laboratorio le causó la amputación de su mano izquierda, sin embargo, él persistió en convertirse en artista.

Orozco fue cautivado por el trabajo de José Guadalupe Posada y sus magníficos grabados de calaveras caricaturescas. También fue influido por un estudiante considerado radical, Gerardo Murillo, mejor conocido después como Doctor Atl, quien animaba a los artistas a rechazar la dominación cultural europea. Orozco comenzó así a explorar la historia de México en la búsqueda de propuestas para sus pinturas.

Sus experiencias incluyen haber vivido las matanzas de la Revolución Mexicana a la edad de 27 años, las dificultades que siguieron a la gran depresión del mercado accionario en Nueva York en 1929, y el creciente fascismo en Europa.

Orozco, de 1922 a 1926 realizó murales en los tres pisos al Norte del Colegio de San Ildefonso. Uno de ellos, La Trinchera (para ver da clic aquí ) en el cual, con sólo tres figuras resalta la tragedia de la lucha armada, la Revolución Mexicana. La Trinchera sustituyó al fresco Los Elementos. Se compone de tres figuras: el hombre que en la espalda lleva una canana, el hombre desplomado en la roca –cuyo cuerpo conforma una cruz—y el hombre de rodillas en el suelo que cubre su rostro con su brazo izquierdo, rehusándose a ser testigo del dolor de la muerte. En el mural destaca el uso de rojos y claroscuros que sugiere la sangre y el fuego de las armas.

El mural La Trinchera estuvo impreso junto a Venustiano Carranza en el billete de 100 pesos emitido por el Banco de México en los años 60. Otros murales en la Escuela Nacional Preparatoria de J.C. Orozco son: Maternidad, La Huelga, la Trinidad Revolucionaria, El Banquete de los Ricos, Los Aristócratas, Basura Social, El Acecho.

Debido a que fue un hombre taciturno e individualista y de gran sensibilidad, fue incapaz de promocionarse a sí mismo, su trabajo en ocasiones fue calificado como complejo y controvertido ya que retó en su pintura tanto a las normas sociales como al sistema artístico.

Orozco vivió 10 años en Estados Unidos, en donde pintó cuatro grandes murales en Pomona College, New School for Social Research, Dartmouth College y en el Museo de Arte Moderno, además de cientos de pinturas de caballete que retaban los estereotipos del arte mexicano. Así, se convirtió en pionero de arte público de los años 1930 y 40.

Años después, entre 1960 y 70, el trabajo de Orozco inspiró a una nueva generación de muralistas chicanos y afro-americanos que reinventó el arte público en sus comunidades.

Orozco ocupó un papel importante en el amplio intercambio cultural entre EEUU y México en aquellos años, influyendo en artistas norteamericanos tales como Jason Pollack, Isamu Noguchi, Jason Lawrence y otros. Su modernismo trazó un puente entre el estilo épico de la “Escuela Mexicana” y los expresionistas abstractos al término de la Segunda Guerra Mundial.

El Hombre de Fuego

A su regreso a México, después de una década en EEUU en 1934, Orozco incluyó las pinturas cíclicas en el interior del Hospicio Cabañas en Guadalajara. La inmensa nave que comprende una serie de paneles arqueados y cúpulas semi-circulares, otorgaron un dramático espacio para el artista, quien exploró la interacción de fuerzas indígenas y europeas con la modernización de México.

En el centro de la nave 60 metros arriba del suelo, se centra el majestuoso “Hombre De Fuego” quien asciende hacia la cúpula de lo que se ha llamado “la Capilla Sixtina de las Américas”. En el “Hombre de Fuego” se expresa con intensidad, angustia y desesperación la única esperanza de salvación –en el concepto del artista- el hombre creativo auto-sacrificado, que pintó en la cúpula del Hospicio.

Pintar la figura de Prometeo, el “Hombre de Fuego”, fue para Orozco abandonar la crítica social y temas históricos por un tema más universal: el titán auto-sacrificado de la antigua mitología griega que hace al hombre de fuego que ilumina, libera y purifica, pero a la vez, se consume.

Recordando a las figuras torturadas de la pintura de Miguel Angel en la Capilla Sixtina del “Juicio Final”, pintó a Prometeo como un monumental gigante, tensando sus poderosos músculos por la carga de su destino. Una de las claves para entender sus pinturas, es el conocimiento de su relación entre el pesimismo del artista y su apasionado idealismo.

La identidad nacional

Pensemos un momento en el nacionalismo, en la identidad nacional, en quiénes somos, en el Estado-nación como construcción social e histórica, pensemos en términos de nuestro sistema de identidad: historia, cultura, idioma y fe.

Identidad.- “Es el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador dentro de un grupo social y que actúan como sustrato para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia.” La identidad por tanto, se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, esto nos permite actuar en forma razonable según lo que pensemos. (Universidad Autónoma Estado de Hidalgo, “Identidad Mexicana”).

El artista y muralista José Clemente Orozco intentó plasmar a su manera, una síntesis de nuestra identidad.

“…Porque el arte es sensibilidad y los humanos primero somos seres sensibles, después técnicos y luego científicos, de esto, intelectuales y al final, políticos” (Autor: Manrique. Coloquio “La Identidad Mexicana como Problema Político y Cultural” ITESM, 1999)

Fuentes bibliográficas

- http://www.bing.com/images/search?q=jose+clemente+orozco+-+La+Trinchera&qpvt=jose+clemente+orozco+-+La+Trinchera&FORM=IGRE

- Arnheim, Rudolf. Art and Visual Perception. Univ. of California Press, 2000.

- Coloquio: La Identidad Nacional Mexicana como Problema Político y Cultural. Ma. De la Luz Casas Pérez, ITESM, Nov. 1999.

@yoinfluyo

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La identidad mexicana a través del muralismo

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