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Abril 09, 2020 11:04 hrs.
Ángel de la Rosa › tabloiderevista.com
Religión ›
Introducción
El presente trabajo contiene registros de carácter religioso y civil donde se da constancia de haberse realizado la representación escénica de la Semana Santa en el pueblo de Ixtapalapa durante el siglo XVIII. Los testimonios nos muestran en forma fehaciente que la obra bíblica no viene de 1843, como así se ha venido sosteniendo en las últimas décadas.
El surgimiento de esta versión ficticia surgió al no haber tenido acceso nuestros antepasados a los documentos por cuestiones relacionadas a la sujeción de dominio ideológico novohispano, esto por un lado, por el otro, al haberse perdido en la memoria colectiva de la comunidad como así lo muestran las declaraciones de los integrantes encargados de la representación y de la parroquia de San Lucas en los años treinta del siglo pasado, al manifestar el venir la representación de la pasión y muerte de Jesús en la comunidad de ’tiempos inmemoriales’.
La falta de la preservación de los datos históricos se pudo constatar en la revisión hemerográfica del siglo XX, al difundir los medios impresos de circulación nacional diferentes fechas de cuando surgió la obra bíblica en Ixtapalapa. Situación que cambia al llegar a consolidarse la escenificación como tema nacional e internacional, lo que sucedería a finales de los años sesenta del siglo pasado, al exigir se difundiera una fecha única. Con este propósito, en los años setenta se difundieron tres versiones, teniendo en común el no presentar el respaldo documental requerido y, coincidir con algún hecho trascendente de carácter religioso en la localidad.
A diferencia de las otras dos, la versión que se preservaría no mencionaría su autoría: los periódicos empezarían señalando que la obra bíblica de Ixtapalapa se inició en 1833, sin llegar anotar el motivo de la realización; en los siguientes dos años harían ajustes de temporalidad, para quedar finalmente en 1843, a causa de una epidemia; para la década de los ochenta, le adicionarían el de efectuarse en cumplimiento a la promesa que le hicieron los del pueblo a una imagen de Jesús por haber erradicado la enfermedad.
Y a finales de la década, mencionarían la epidemia del cólera morbus; terminarían la elaboración de la versión a principios de los noventa : un medio difundiría el llevarse a cabo en honor al Señor de la Cuevita, por haber erradicado el cólera morbus; y sin considerar lo expresado de quienes les antecedieron en la responsabilidad de llevar adelante la representación, a finales de 1994 el Comité Organizador de la Semana Santa en Ixtapalapa, A.C. (COSSIAC) anotaría en el primer artículo de su acta constitutiva notarial textualmente la versión.
El desarrollo de la leyenda no sería lineal, mucho menos aceptada, toda vez que seguirían apareciendo notas que la ubicaban en la época colonial, por un lado, y por el otro, para unos la epidemia apareció en 1833, y para otros en 1843, así se observaría en lo difundido ya entrado el siglo XXI; por su parte, en los primeros años de su formación formal, los integrantes del COSSIAC no lo difundirían textualmente, al señalar que vendría la obra de 1843 a causa de una epidemia.
La tergiversación histórica de la obra de Ixtapalapa, en mucho se debió a nuestro desinterés por cumplir la responsabilidad natural de investigar su pasado. Llegaríamos al grado, que ni siquiera cuestionaríamos que nuestros antepasados no esperarían diez años para agradecer a la imagen el bien recibido. Empezaría nuestro cuestionamiento sobre la leyenda, cuando llega a nuestras manos el artículo del investigador Noé Navarrete sobre tierras del pueblo en la época colonial, al señalar que ’en 1782, la fracción de los Terremotes fue rentada, y el mayordomo entregó 25 pesos al gobernador ’para ayuda de los gastos que logra en los Apóstoles la Semana Santa’.
Al mencionar únicamente a la autoridad civil, consideramos que el texto estaba relacionado a la obra teatral a cargo del pueblo. Para tener certeza, consultamos la referencia bibliográfica mencionada en la cita, llevándonos a saber que las líneas fueron extraídas de las diligencias de la controversia civil de las ciénegas del pueblo, sin contener la explicación del concepto de nuestro interés.
La respuesta la encontraríamos en los informes de una de las cofradías religiosas instituida por la Iglesia en la localidad.
En los reportes aparecen registrados los 25 pesos anuales entregados al gobernador de Ixtapalapa del periodo que va del primer tercio a finales del siglo XVIII. Ahí mismo, en apartados diferentes aparecen registrados los recursos proporcionados al sacerdote de la parroquia de San Lucas, también anualmente durante este periodo, destinados a cubrir los gastos de los requerimientos de los rituales netamente religiosos del templo con motivo de la Semana Mayor.
Con la distinción en los registros con base a los fines de los recursos, uno civil y otro religioso, para rememorar los Días Santos, se confirma que el texto se refería a la representación de la Semana Santa a cargo de nuestros antepasados. Otro elemento indicativo en este sentido, es el haberse entregado la "ayuda" al gobernador lo que demostraba que la obra de Ixtapalapa se desarrolló bajo las mismas pautas coloniales que en las demás localidades de la Nueva España: durante la época colonial, la República de Indios tuvo la encomienda de difundir el credo religioso de la metrópoli española, motivo por el cual, los gobernadores tenían el encargo organizar la escenificación. Para cumplir con su responsabilidad, los representantes civiles contarían con recursos provenientes de los fondos de los bienes comunes de sus localidades.
A su vez, la revisión de los informes nos muestra la forma concreta que revistió el principal mecanismo de explotación colonial en la localidad por parte de la Iglesia en aquel siglo, a saber: a cambio de la ’ayuda’ para la representación de la Semana Santa, la cofradía explotaba las tierras del pueblo.
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