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Noviembre 18, 2024 02:51 hrs.

Fernando Irala Burgos › tabloiderevista.com

Política ›


El país empieza a pagar las cuentas de la irresponsable borrachera financiera del sexenio pasado, que en el año que esta por cerrar llevó el déficit del gasto público a niveles nunca vistos, del seis por ciento del producto interno bruto.
La deuda pública es ahora de más del 50 por ciento del PIB, es decir, más de la mitad de todo lo que se produce en nuestro país a lo largo de un año no nos pertenece, lo debemos.
En el intento por corregir esa carrera al desastre, una primera medida ha sido la presentación de un proyecto de presupuesto gubernamental austero, que se plantea reducir el próximo año el déficit en dos puntos, para ubicarlo en menos de cuatro.
La disminución es insuficiente para apoyar unas finanzas sanas, pero los recortes presupuestales pretender reducir todavía más los recursos del sector salud, de la educación, en particular los destinados a los centros universitarios y a la cultura, aunque se mantienen cuantiosas erogaciones para los elefantes blancos del pasado sexenio: el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, incluso el aeropuerto Felipe Angeles y la nueva empresa Mexicana de Aviación.
Por lo pronto, las reacciones internacionales empiezan a dibujar las amenazas de tormenta que el flamante gobierno mexicano enfrentará en los próximos meses y años.
En días pasados, la calificadora internacional Moody’s rebajó la perspectiva de calificación de la economía mexicana de estable a negativa, porque consideró que hay un debilitamiento de la formulación de políticas y un entorno institucional que puede socavar los resultados fiscales y económicos, aunado a la reciente reforma al Poder Judicial, en la que advierte el riesgo de erosionar los controles y contrapesos del sistema de justicia de nuestro país, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal.
Lo anterior podría implicar un cambio en la nota crediticia que en el futuro se emita sobre nuestra economía.
La Presidenta Claudia Sheinbaum salió al paso de esta infomación, dijo que la evaluación de Moody’s tiene un sesgo y que la economía nacional es sólida. Lo cierto es que los inversionistas y financieros del mundo a la hora de tomar sus decisiones se basan más en los juicios de las calificadoras que en las opiniones de cualquier gobernante.
Ya hemos hablado del reto que para la Presidenta significará entender con el agresivo y petulante Donald Trump, pero aún antes de que éste llegue a la Casa Blanca, el actual embajador Ken Salazar acuso a López Obrador de rechazar la cooperación binacional y el apoyo financiero de Estados Unidos contra el narcotráfico, y consideró que la estrategia de ’abrazos, no balazos’ fracasó. Por supuesto lo rechazó Sheinbaum, pero lo notable es que el gobierno norteamericano de inmediato respaldó a su diplomático y sus señalamientos.
Al mismo tiempo, Doug Ford, el Primer Ministro de Ontario, la mayor provincia de Canadá, donde se encuentra Toronto, la capital económica, y Ottawa, la capital de esa nación, propuso expulsar a México del tratado comercial de América del Norte, al considerar que se ha convertido en la puerta trasera para el ingreso de mercancías chinas a la región, en perjuicio de los trabajadores y los empresarios locales.
Por lo pronto, la moneda mexicana ya oscila en la franja de los veinte a los veintiún pesos por dólar, dos pesos más de sus niveles hace medio año.
Pero todo lo anterior, sólo es un adelanto de lo que viene.
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La tormenta que viene

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