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Diciembre 21, 2013 00:20 hrs.

Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

Cultura ›


Una cicatriz en la mano derecha y un grito desgarrador en los oídos, marcaron de manera indeleble a un catalán de familia acaudalada que se convirtió en un comunista recalcitrante para dejar huella en la historia universal del siglo XX.

Tomando como base hechos reales, el escritor cubano Leonardo Padura recrea el asesinato de León Trotsky a través de una narración llena de crueldad y horror, de resistencia física y mental, llena de odio, de un rencor inculcado artificialmente, que después se transformó en remordimiento.

En ‘El hombre que amaba los perros’ (Tusquets Editores, Barcelona, 2011, 765 páginas) Padura toma como punto de partida un suceso verídico para desarrollar un argumento que presenta tres biografías paralelas, las cuales se interpolan y transcurren en épocas y realidades distintas: la Unión Soviética durante el estalinismo y Cuba durante la crisis de la década de los 90, tras la caída del Muro de Berlín.

Las tres historias se enlazan tanto por su trágico final como por el amor por los perros que une a los personajes protagónicos, la víctima, el judío ucraniano León Trotsky, desterrado por el dictador José Stalin, el victimario, el catalán Ramón Mercader, militante republicano en España y agente de la policía secreta soviética, y el veterinario a cargo de una clínica de ínfima categoría en Cuba, Iván Cárdenas, a quien un embozado Mercader relata los acontecimientos. Todos ellos fueron víctimas inocentes de una misma prisión terrible: su ideología inamovible.

Padura presenta un texto que revela una sólida investigación bibliográfica y hemerográfica de sus personajes históricos, aunque se concede las debidas licencias literarias para ajustar la trama y le introduce ingredientes de ficción que le permiten recrear aquellos incidentes reales mantenidos en la oscuridad.

Además aporta interesantes propuestas acerca de la condición humana y del mundo, que van más allá de la simple historia narrada, llena de compasión, miedo y dolor, pero sobre todo de la desilusión vital por la gran utopía perdida.

En ‘El hombre que amaba los perros’ el autor se sirve de un crimen político para destapar los íntimos resortes de la perversión del régimen socialista implantado por Stalin en la naciente Unión Soviética.

Aunque la arquitectura literaria de la novela no es innovadora, está relativamente bien lograda, porque las biografías se intercalan entre sí, pero bien podrían leerse de manera independiente, las diferentes voces narrativas tejen poco a poco los vínculos que amarran entre sí para siempre a Trotsky, Mercader y Cárdenas.

A lo largo de más de 700 páginas de prosa apretada y sin apenas diálogos, Padura recrea con demasiado detalle el errante destierro de Trotsky, así como el proceso de despersonalización de Mercader para transformarlo en el belga Jacques Mornard, encargado de perpetrar el asesinato, lo que pudiera interpretarse como una incapacidad de síntesis del autor en detrimento del interés del lector.

En medio de una serie de reflexiones sobre la libertad, o bien acerca del racismo, la opresión y el genocidio en que han desembocaron algunos de los grandes mitos del siglo XX, el texto se vuelve por momentos tan tedioso y reiterativo, que los dos personajes centrales -Trotsky y Mercader- generan antipatía por igual.

Sin embargo, esta obra de Padura (que no es una novela, sino una ficción en tres tramas y una parábola, lograda por la unidad que artificialmente construye el amor por los perros de los tres protagonistas), lleva al lector a preguntarse si fueron Trotsky y Mercader dos parias en la borrasca de una locura colectiva y, a su manera, un par de locos dignos y heroicos.

‘El hombre que amaba los perros’ es un libro sobre la derrota de la vida, la naturaleza humana y la sociedad.

Post Scriptum

Leonardo Padura, escritor y periodista (La Habana, 1955) estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de La Habana, desempeñándose después como periodista en publicaciones como ‘Caimán Barbudo’, para la que hacía trabajos de investigación. También ha escrito ensayos y guiones para cine y televisión.

Es más conocido como escritor de novela policiaca; en1998 ganó el premio Dashiell Hammet (convocado por la Asociación Internacional de Escritores Policiacos) con su novela ‘Paisajes de otoño’, la cual pertenece a su tetralogía de las ‘Cuatro estaciones’, cuyo protagonista, Mario Conde, es un detective de la policía que aspira a ser escritor.

Con ‘El hombre que amaba los perros’, Padura ganó el Premio de la Crítica en Cuba, el Francesco Gelmi di Caporiacco, el Premio Carbet del Caribe, el Prix Initiales, el Prix Roger Callois y el Premio Nacional de Literatura de Cuba en 2012.

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La utopía perdida y el amor por los perros

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