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Agosto 14, 2021 22:57 hrs.

Emiliano Mateo Carrillo Carrasco › diarioalmomento.com

Política ›


Martin Luther King comprendía que la lucha por la justicia social era
un combate muy amplio, no solo contra la segregación y la
discriminación racial, sino para obtener más igualdad económica y
justicia para todos los estadounidenses. Por algo los organizadores de
la manifestación, Bayard Rustin y A. Philip Randolph, la habían
llamado Marcha a Washington por el Trabajo y la Libertad.

La insinceridad nunca es la mejor política, y cabe considerar la venta
insincera de acuerdos comerciales como uno de los momentos estelares
de la política pública de baja estofa. Los acuerdos de comercio
siempre se han vendido con el argumento de que crean empleo; si eso
fuera cierto, los trabajadores serían sus más firmes partidarios. Con
frecuencia la realidad es muy distinta, y el hecho de que nuestros
dirigentes políticos (no solo los republicanos, sino también Clinton y
Obama)hayan intentado tergiversar esos acuerdos comerciales de esta
guisa socava la confianza en ellos y recuerda una vez más a los
ciudadanos hasta qué punto nuestro Gobierno representa los intereses
de las clases altas. Los acuerdos comerciales crean empleo presenta al
menos tres defectos fundamentales.

’---Las administraciones de todo el espectro político señalan con
razón los empleos que crea el aumento de las exportaciones. No
obstante, el equilibrio comercial requiere que las importaciones
equivalgan aproximadamente a las exportaciones, y nuestros socios
comerciales no firmarían un acuerdo desequilibrado en el que
aumentaran nuestras exportaciones pero en el que las suyas (nuestras
importaciones) no lo hicieran en la misma medida. Ahora bien, si las
exportaciones crean empleo, las importaciones lo destruyen. Y luego
está el cálculo cuidadoso y complejo: ¿así se crean o se destruyen más
empleos? Dado que nuestras importaciones tienden a producirse en
industrias intensivas en mano de obra (en las que se requieren muchos
trabajadores para obtener un volumen de producción de un valor dado) y
nuestras exportaciones (como las aeronaves) corresponden a industrias
de alta tecnología que en promedio requieren cantidades relativamente
reducidas de trabajo —y el poco trabajo que requieren es trabajo
altamente cualificado—, es plausible que los acuerdos comerciales
equilibrados destruyan empleo.

El razonamiento que explica por qué los acuerdos comerciales
incrementan la desigualdad es sencillo. Los efectos se ven más
claramente en un mundo de mercados perfectos, es decir, la clase de
mundo imaginado como ideal por muchos de los defensores de la
globalización. En un mundo semejante, los bienes, los capitales, y sí,
hasta el trabajo, podrían moverse libremente entre fronteras. El
mercado globalizado ha dañado a los estados soberanos de las grandes
caudas de capital; los nuevos acuerdos comerciales son una simple
maniobra por parte de los intereses de las grandes empresas para
tratar de obtener mediante un acuerdo comercial la clase de régimen
regulador que jamás habrían podido conseguir a través de un debate
democrático abierto. Los acuerdos intentan socavar dispositivos de
seguridad que llevan en vigor más de cincuenta años, e incluso
aquellos, más recientes, destinados a limitar los excesos del sector
financiero, ya que al parecer esos acuerdos parecen implicar hasta el
poder de restringir nuestra capacidad y la de nuestros socios
comerciales para regular el sector financiero.

El otro conjunto de cláusulas nocivas de estos acuerdos comerciales
gira en torno a la propiedad industrial. Los derechos de propiedad
industrial son importantes, pero como pude constatar con enorme
claridad cuando tomé parte por primera vez en estos asuntos durante la
administración de Clinton (en el transcurso de debates sobre las
negociaciones comerciales de la Ronda Uruguay), las cláusulas que
contienen nuestros acuerdos comerciales no están destinadas a fomentar
el progreso de la ciencia, sino a engrosar las arcas de las grandes
empresas multinacionales, sobre todo las de las industrias
farmacéutica y del entretenimiento. --- LA GRAN BRECHA ’Hugo Stiglitz

La explosión global de la pandemia ha puesto en su lugar a los
Estados de su realidad de sus estrategias fallida será por omisión
con colusión de más de 238 mil muertes y la expansión de contagio
de los jóvenes. La estrategia epidemiológica para limitar el impacto
del SARS-Cov-2 en México resultó un desastre. Las medidas de
contención fueron en las primeras etapas de la pandemia palos a
ciegas. Sin la realización de pruebas se desconocía quién estaba
infectado y se mandó a la fuerza laboral y productiva sana a un
confinamiento largo. Se despreció el uso de cubre bocas en los
espacios públicos y cerrados y se centralizó la toma de decisiones.
Mientras los mortales volvemos a aprender a viajar después de un año
en el planeta Pandemia, los multimillonarios han estado haciendo
turismo en el espacio y causando controversias. Esta semana, Jeff
Bezos, el hombre más rico del mundo, abordó una cápsula espacial en el
primer vuelo espacial de pago de su empresa, Blue Origin.

Las crisis representaban una oportunidad perdida ha demostrado la
realidad del ser humano egocéntrico, materialista con la perdida de la
valorización de la vida ,nos ha puesto que el dinero no lo es todo
,pero necesario para poder tener una mejor calidad de vida con
bienestar ,si esto es, que la vida solo tiene un valor de poder
reflexionar sobre esta Pandemia que no ataca a estratos sociales sino
que es impredecible : podíamos y debíamos haber aprovechado la crisis
para realizar inversiones que nos hubieran ayudado a enfrentarnos a
los retos del cambio climático. Si lo hubiéramos hecho, nuestra
desaceleración económica habría sido menor, el crecimiento y el empleo
hubieran sido mayores y habríamos salido de la crisis en una posición
de mayor fortaleza para afrontar el calentamiento global. En otros
casos, la crisis empeoró las cosas, pobreza, desigualdad, inseguridad
y la salud en su realidad de la población. La grave ignorancia de
grandes masas de la población con fanatismo. Ese fue el caso de la
desigualdad, que había estado creciendo notablemente a lo largo del
último tercio de siglo, y en especial a partir del nuevo milenio. El
problema de las desigualdades ha alcanzado dimensiones de crisis. El
surgimiento de variantes más transmisibles significa que incluso los
países adinerados donde hay vacunas en abundancia, entre ellos Estados
Unidos, siguen siendo vulnerables.

John F. Kennedy, en el espíritu de optimismo predominante durante mi
época de universitario, declaró en una ocasión que una marea que sube
eleva todos los barcos. Hoy resulta que estamos casi todos en el mismo
barco, el que contiene al 99 % menos rico. Es un barco muy diferente
—caracterizado por más pobreza en el fondo y un vaciado de la clase
media— del que ocupa el 1 % de la cima. la tierra de las oportunidades
es un mito. Las posibilidades que va a tener un niño estadounidense en
su vida dependen hoy más de las rentas y la educación de sus padres
que en muchos otros países avanzados, incluida la «vieja Europa». LA
situación del poder de la teología en el mercado inmerso a la
corrupción: en el Vaticano la primera audiencia por el juicio al
cardenal Ángelo Becciu y nueve funcionarios de la Santa Sede. Las
imputaciones de malversación de fondos y corrupción hasta extorsión.

• http://onuhabitat.org.mx/index.php/division-sexual-del-trabajo-mujeres-en-el-mundo-laboral

• https://youtu.be/Zi7p3zzt2Ks

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