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Febrero 18, 2015 15:59 hrs.

Norberto de Aquino/almomento.mx › todotexcoco.com

Periodismo ›


Con el evidente afán no sólo de responder a las duras críticas recibidas desde el exterior y con la idea de recomponer su imagen personal, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha puesto a la vista la nueva y nada sencilla ruta que debe recorrer el gobierno de Enrique Peña Nieto para recuperar el ritmo de los avances: recuperar la confianza ciudadana.

En una entrevista con el Financial Times de Londres, y con toda la intención de demostrar al también Británico The Economist que su crítica en el sentido de que el presidente mexicano “no entiende que no entiende”, está equivocada, el poderoso titular de Hacienda dice que no son suficientes las reformas para resolver el problema de la administración mexicana.

Explica que la corrupción y la impunidad son parte del problema. Pero que el reto real, es la recuperación de la confianza. Y es aquí en donde la importancia de la entrevista se deja ver en todo su esplendor.

Primero, no se requiere de mucho para comprender que Videgaray acepta que la aprobación del gobierno de Peña Nieto se ha desmoronado. Y más allá de lo que sigan las encuestas dadas a conocer, para el gobierno la realidad es mucho más seria. Esto es, los señalamientos de que la desaprobación ronda algo más del 40% podría no ser tan cierta.

No es necesario ser un experto para entender que si el rechazo es de algo más del 50%, el gobierno lo que requiere es simplemente dar resultados para solucionar el problema. Así, para el gobierno de acuerdo a los dichos por Videgaray, el rechazo podría ser algo mas fuerte a lo dicho por las encuestas.

Después, el Secretario de Hacienda, con su planteamiento, invade roles que podrían no corresponderle.

Videgaray Habla como jefe de gabinete. Y no lo es. Al menos no nominalmente. Se presenta como el líder del gobierno. Y con ello, dice sin decirlo, quien tiene el verdadero control de las decisiones en la administración federal.

Del mismo modo, Videgaray habla en su beneficio. Y lo hace de manera indirecta, con lo que supone que los problemas serán resueltos.

Al referirse a la “recuperación de la confianza” parece entender que los problemas derivados de los conflictos de interés por la adquisición de casas a constructoras favorecidas por contratos públicos, no son un asunto importante. “Recuperar la confianza” parece desde la óptica del titular de Hacienda, algo que puede lograrse con medidas en otros campos.

Pero esa misma visión podría no ser la misma que tiene la ciudadanía. Y podría no abarcar todo el espectro del problema.

Si de lo que se trata es de “recuperar la confianza” y si para ello no bastan las reformas por importantes que puedan ser, ¿cómo es que no se han tomado medidas en los casos Murat y FICREA o sobre la evidente incapacidad de las autoridades respectivas que permitió la colusión de autoridades electas y delincuentes en el caso Iguala?

“Recuperar la confianza” tendría que pasar por el cumplimiento de las promesas, especialmente en puntos como el de la economía y la seguridad, en los que, discursos aparte, la situación es más bien preocupante.

Por supuesto, el secretario Videgaray tiene razón. La confianza es vital. Y la visita a Veracruz del presidente de la República mostró que el discurso oficial ahora, se dirigirá a la relación pueblo gobierno.

El problema es que en tanto los discursos hablan de la cercanía entre gobernantes y ciudadanos, la realidad nos habla de la protección del gobierno a los corruptos y los incapaces.

Y con ello, el discurso deja de ser sólo palabrería, para convertirse en burla.

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