Lodo encima del lodo

Desde hace un año, las continuadas aburridísimas conferencias mañaneras han servido sólo para dibujar a una mandataria carente de lo más elemental en la ciencia de gobernar.
Por más que quisieron presentarla como la científica avezada. Anormal por sobrada de inteligencia y fuera de serie, como se dice popularmente, resultó un fiasco absoluto. Como todo lo que corresponde a Morena.
Como todos los políticos que se desempeñan en ese partido, que sólo han servido para exhibir su ignorancia y su incapacidad, como convenía y conviene al ex Presidente. Quería 90 por ciento de honestidad y 10 de experiencia y les resultaron todos perversos en más de 1000 por ciento.
Basta escuchar a cualquiera de ellos expresarse, para darnos cuenta inmediatamente de esa capacidad mental por los suelos. Verbigracia, Luisa María Alcalde, por ejemplo.
Da pena ajena cuando hace cualquier declaración. O elija usted al quien quiera. Todos fueron escogidos parecidos, El ex Presidente no se ocupó jamás por seleccionar, ni a los más probos con experiencia ni a los más inteligentes y preparados para una gobernanza justa y bien orientada.
Cualquiera servía y cualquiera sirve, porque nadie tenía ni tiene obligación de dar muestras de sapiencia en nada.
Él sería el hombre orquesta. Mientras más proclives sus ayudantes a la delincuencia, mejores cualidades. A los hombres claves los escogió él mismo.
Le ayudarían en la comisión de delitos jamás vistos en la historia. Los necesitaba con ciertas características para coadyuvar en el negocio más jugoso de todo nuestro devenir, desde que tenemos conciencia histórica.
A todos sus compinches que ocuparon puestos de elección popular, los hizo ganar mediante el fraude.
Desde la Presidente para abajo. Rocío Nahle es una de tantas, para tristeza de México y principalmente de sus gobernados en Veracruz, que apenas salían de un callejón oscuro y miserable para meterse en otro.
Desde su primera función en la Secretaría de Energía mostró sus grandes dotes para eso del enriquecimiento rápido.
No se sabe dónde aprendió, pero de inmediato dio grandes muestras de una desvergüenza sin límite, cuando compró su primera mansión en Tabasco, con extensos jardines y hasta una laguna adentro de su propiedad. Luego adquirió muchas otras en Veracruz y en otros estados.
Frívola en sus reacciones y en sus quehaceres, suele dar respuestas sin el menor cuidado de asimilar el problema que las origina. Como cuando asesinaron a una maestra que manejaba su taxi para ayudarse y sostuvo que no murió a manos de los narcos que la secuestraron.
Sino que falleció a causa de un infarto, por la golpiza a la que fue sometida previamente. ¡Vaya con esa inteligencia!
Veracruz acaba de sufrir los embates de aguaceros inclementes, que causaron más de 60 muertes, desaparecidos y destrozos por doquier.
Tanto la Presidenta como la señora Nahle brillaron por su presencia inconveniente frente a decenas de damnificados que clamaban por familiares y amigos desaparecidos.

La primera sostuvo que nadie esperaba esas lluvias torrenciales, cuando es cierto que hasta la misma Secretaría de Marina señaló que hubo alertas anticipadas. Por lo tanto, hubo entonces negligencia. Su paso por los cargos públicos parecen marcados por la muerte. Verbigracia, el colegio Rebsamen y la línea 12 del Metro. No sabemos qué más sigue, porque apenas es su primer año de gobierno.

Por su parte, Rocío Nahle modificó un fideicomiso de atención de desastres naturales y creo una aseguradora de su propiedad, pero no opera. El gobierno anterior dejó una póliza, vigente durante la sucesión en el gobierno, pero fue sustituida por la que no sirve para nada. ¿Quién pagará por tanta indolencia? ¿Por tanta ineficacia que causa muertes?
¿Para eso los fraudes cometidos por esta mujer? ¿Para que el estado de Veracruz quedara en manos tan irresponsables e ineficientes?
Hasta hoy, Morena sólo ha significado para México frustración. Engaños. Abandono. Por más que desde las conferencias mañaneras que ya casi nadie ve, se insiste en que caminamos seguros hacia adelante, porque allá está el precipicio.
ariosruiz@gmail.com