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Junio 17, 2018 12:54 hrs.

Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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Hoy no hubo ’jugaron como nunca y perdieron como siempre’. México se impuso a por la mínima al actual campeón del mundo que también es el principal candidato a levantar la copa este certamen. El logro no es poco: ganar al monarca vigente en un partido oficial de FIFA pesa más, incluso, que jugar un cuarto o quinto partido.

La mejor versión del equipo mexicano se vio durante el primer tiempo, hasta la llegada del primer y único gol del partido. Más que por estrategia táctica, la experiencia de los jugadores los llevó a tomar medidas que no habrían sido posibles por jugadores de menos calidad.

La defensa se encontró pulcra y precisa ante una Alemania en exceso confiada que sufría en contras de conducciones largas. Difícil les pareció marcar a un Héctor Herrera igual de corpulento que ellos como sorprendidos estuvieron de la calidad de un Carlos Vela inspirado, que pese a ser parte de la MLS no ha bajado su nivel futbolístico.

La defensa alemana por otro lado, fue un desastre. Si no cayeron más goles de los aztecas –ya no más ratones verdes- es porque se nota la falta de práctica en cuanto liberar espacios jalando marcas.

Todos estuvieron bien individualmente y por encima de su nivel: incluso Layún, cuya pierna debe ser la menos técnica de la selección en muchos años, estuvo más cerca de ser decente que de ser lo que nos tiene acostumbrados. Chicharito chocó y chocó; sus decisiones no fueron las acertadas al acercarse al área y pese a ello superó expectativas.

Fue hasta que cayó el gol que el orgullo Alemán salió lastimado y empezaron a tomar el partido en serio. Se adueñaron del balón y del juego pero México se salvaba de las constantes arremetidas gracias a que los teutones llegaron con la pólvora mojada; una falta de puntería que se pensaría de cualquiera, menos de la contundente Alemania. Con todo y su insistencia, los latigazos mexicanos generaban mayor sensación de peligro que los ataques alemanes, que se quedaban sin ideas.

Afortunadamente para la causa azteca, el campeón no llevó a la justa al mejor jugador del City (Sané) y Löw es el único que cree que Ozil y Khedira tienen el nivel suficiente para ir al mundial e incluso ser titulares. Peor fue ver a un Mario Gómez que como delantero es mejor defensa que muchos. Pero no todo fue malo para ellos: bastó Reus para jugar de ‘10’ y aclarar el ataque junto con un Draxler que con todo y su calidad, le faltó imaginación.

Márquez sí fue una buen decisión del técnico colombiano. Entró a su quinto mundial en el momento de mayor embate alemán y amenazaba con dar un trazo, de él sí preciso, que acabara el partido. No tocó mucho la esférica pero transmitió tranquilidad.

Alemania apretó los dientes y atacó como sabe, jugando a ganar como sea. Con ello siempre le bastó para competirle a muchos grandes y ganar a los chicos, pero no se imaginaron que había alma y personalidad en un equipo que con sus limitaciones, jugó lo mejor que podía. A México por lapsos hasta se le vio canchero, maduro, parecía un sudamericano embolsándose la victoria si bien nunca dejó de haber sustos que antes siempre eran goles.

México selló el partido más importante de su larga trayectoria mundialista ganando como fuera, como hacen los grandes. A celebrar el campanazo del torneo.

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Los verdes ganaron ‘a lo ‘México’ su victoria más importante en mundiales

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