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Febrero 16, 2016 17:51 hrs.

Mario Andrés Campa Landeros › diarioalmomento.com

Política ›


Anecdotario de un Jefe de Redacción

Los sesos de don Adolfo López Mateos

Mario Andrés Campa Landeros

El ex Presidente Adolfo López Mateos nace en Atizapán de Zaragoza en 1910 y muere en México en 1969. Un político que ocupa la presidencia de la República entre 1958 y 1964. Siendo estudiante comenzó a impartir clases en la Escuela Nacional de Maestros de Toluca, al tiempo que escribía en el periódico estudiantil “Ímpetu”.
Secretario particular del gobernador del Estado de México, coronel Filiberto Gómez, y de Carlos Riva Palacio, presidente del Partido Nacional Revolucionario (PNR), donde ocupa la secretaría general del comité, en el Distrito Federal. En 1928 opta por el vasconcelismo y, tras el triunfo de Pascual Ortiz Rubio, en 1929, se exilia voluntariamente a Guatemala, aunque regresa poco después.
Como al inicio de su gobierno aún perduraba el conflicto de los ferrocarrileros y la represión sólo había agravado la magnitud de los problemas, opta por una política que resolviera el descontento laboral a través de medidas para elevar el nivel de vida de los trabajadores.
Por lo que se refiere a la educación, se instituye la gratuidad de los libros de texto para la escuela primaria. Algunos sectores se opusieron a esta medida porque les parecía distinguir en ella la voluntad del gobierno de socializar la educación.
Al momento de la sucesión, dentro del PRI había dos posibles candidatos: Gustavo Díaz Ordaz, secretario de Gobernación, y Donato Miranda Fonseca, secretario de la Presidencia. López Mateos se inclina por Gustavo Díaz Ordaz, pues le parece más adecuado para proseguir la política estabilizadora que él había propiciado.
Un día, durante una gira con el Presidente Adolfo López Mateos por el Estado de México, llegamos a un pueblito y visitamos, con el presidente y los más amigos, la casa de una de sus tías. La señora al ver a su sobrino-presidente, se apenó.
-Hijito -le dijo- no tengo qué ofrecerte... me da mucha pena. Sólo tengo unas quezadillitas, huevos y un poco de sesos...
-No se preocupe, tía -le contestó de inmediato López Mateos-. Eso es lo que se necesita para gobernar al país. Y soltó la carcajada.

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