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Julio 23, 2019 10:19 hrs.

Staff el Universal › Revista Original

Justicia ›


Esta lujosa aeronave fue adquirida en 2012 por el expresidente Felipe Calderón pero llegó a México en febrero de 2016 bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto.

Quien compre el lujoso avión presidencial mexicano, ahora guardado en el hangar de un aeropuerto de California en espera de un cliente, tendrá el recuerdo de un sexenio lleno de lujos y excesos.

Y es que la prensa mexicana ha revelado que durante el gobierno de Enrique Peña Nieto que concluyó en diciembre, los pasajeros de la aeronave degustaron manjares y bebieron licores que pocos de sus connacionales consumen en múltiples viajes oficiales en México y el extranjero.

Por la compra de 746 botellas de whisky, coñac, tequila y vino tinto que ingirió la comitiva de Peña Nieto y su entonces esposa Angélica Rivera entre 2012 y 2015 se realizó un gasto de 271,014 pesos o casi 14,000 dólares, de acuerdo con cifras publicadas por el periódico El Universal.

Por el servicio de alimentación, cuyo exclusivo menú incluyó empanadas de pulpo, bife de robalo y carpaccio de salmón, se desembolsaron 16.6 millones de pesos o casi 860,000 dólares, según otra nota de ese diario.

En total, la administración Peña Nieto pagó más de 872,000 dólares en comidas y bebidas alcohólicas que se sirvieron en el avión presidencial. En contraste, más de la mitad de la población mexicana vive bajo el umbral de la pobreza y varios sobreviven con un salario mínimo de cinco dólares por día.

Destaca un viaje a Francia en el verano de 2015, en el cual más de 140 pasajeros del avión ’Presidente Juárez’ se sirvieron platillos ’VIP’, incluyendo 69 platillos de file de curvina, 69 ensaladas con camarones y 9 filetes de carne en su jugo. La alimentación durante ese traslado significó un gasto de más de 261,000 pesos o alrededor de 13,400 dólares, cita el artículo de El Universal este domingo.

Peña Nieto no se ha pronunciado al respecto.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido gobernar con austeridad. Fue su decisión poner a la venta el lujoso avión presidencial para tomar vuelos comerciales y se le ha visto comiendo tortas en aeropuertos y como cliente de humildes restaurantes a la orilla de carreteras.

Otra de sus medidas ha sido reducirse el sueldo, su gabinete y de burócratas. También recortó las pensiones vitalicias que reciben sus predecesores y eliminó la corporación militar que los protegía.

El avión presidencial de México es un Boeing 787-8, de 187 pies (57 metros) de largo y 187 pies (60 metros) de ancho. Partió hacia Victorville, California, donde permanecerá en un hangar del fabricante hasta que tenga un nuevo dueño.

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Lujos a bordo del avión presidencial mexicano: varios miles de dólares gastados en licor y comida gourmet

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