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Mayo 06, 2022 01:29 hrs.

Teodoro Rentería Arróyave › tabloiderevista.com

Periodismo ›


PRIMERA PARTE

El presidente Miguel de la Madrid Hurtado, 1982-1988, indudablemente ’el constructor del México moderno’ reunió en su memoria a más de cinco centenares de mujeres y hombres en un sentido homenaje al conmemorar su X aniversario luctuoso, al que fuimos convocados por sus hijos.

Ahí estuvimos, además de sus familiares, amigos y colaboradores de Don Miguel, y varios de nosotros que lo acompañamos desde su campaña electoral y en todo su sexenio; por tanto, somos testigos de ese gran esfuerzo significado porque ’la administración de Miguel de la Madrid fue única -valiente y audaz- en el manejo de crisis constantes, y al mismo tiempo de cambio de rumbo del país y de sentar los cimientos del México moderno’ como lo expresara su hijo Enrique de la Madrid Cordero.

En efecto, fue traer los 80s al presente, porque el mundo de hoy se explica por lo que pasó en ese entonces.

’Entender el pasado nos ayuda a comprender el presente y así proyectarnos al futuro. Hoy tenemos un México abierto al mundo, una economía diversificada y un México más democrático’.

Pero no siempre fue así, explicó Enrique y nos invitó a echar un vistazo al pasado: Entre 1940 y 1970 México se industrializó, se urbanizó y tuvo un importante crecimiento de las clases medias. Hubo un ambiente propicio de posguerra y el modelo de sustitución de importaciones. Especialmente entre 1958 y 1970 la economía mexicana creció al 6.3% anual y el ingreso por persona al 3.4%. Era la época del milagro mexicano.

Sin embargo, hacia finales de los 60 el modelo dio señales de agotamiento en lo económico y lo político. Tuvieron lugar los trágicos acontecimientos del 68. En la década de los setenta en lugar de hacerle ajustes graduales al modelo económico, abriendo la economía al mundo, le apostaron al gasto público, al petróleo y a la deuda para su financiamiento.

Como consecuencia, el PESO se depreció y la inflación alcanzó el 100% en 1982. Fue en ese ambiente de crisis económica, devaluación abrupta de la moneda, suspensión temporal de pagos del servicio de la deuda, aumento generalizado de precios y encono entre el sector privado y el sector público, como empezó la gestión de Miguel de la Madrid.

De ahí ’surgió la necesidad de salir de esa crisis agobiante. Pero también de encontrar un nuevo modelo de desarrollo porque el anterior había fracasado. Un cambio de rumbo que le diera a los mexicanos un futuro viable y prometedor. Pero este cambio de rumbo también se dio con una visión clara del país al que aspiraba Miguel de la Madrid.

La visión de país de un cambio de rumbo, de un nuevo desarrollo, la basó Miguel de la Madrid en sus 7 tesis que propuso desde su campaña: Nacionalismo revolucionario; Democratización integral; Renovación moral de la sociedad; Sociedad igualitaria; Planeación democrática; Desarrollo, empleo y combate a la inflación; y Descentralización de la vida nacional.

Nunca olvidaremos aquella frase de campaña con tonadilla pegajosa por agradable: ’Miguel de la Madrid, un cambio verdadero’.

Durante su gobierno, se promovió una mayor participación del sector privado en la economía con una clara rectoría del Estado. Se inició un drástico proceso de racionalización del tamaño del gobierno y de saneamiento de las finanzas públicas porque ese nivel de gasto era insostenible e improductivo, y además era la principal causa de la inflación galopante, que es el impuesto más injusto para los mexicanos. También se iniciaron las negociaciones de la deuda externa, ya que en sus términos era simplemente impagable y al mismo tiempo había que obtener nuevo financiamiento para que la economía caminara.

Se dieron los primeros pasos para la plena integración de México al comercio internacional, todo en un sistema de planeación democrática, como él propio mandatario indicaba, ’es la planeación la forma de lograr los objetivos, primero trazarte objetivos, después trazarte las medidas para lograr los objetivos y después tener las medidas de evaluación para saber si estás cumpliendo o no con los objetivos, un país sin planeación es un país sin rumbo’.

Finalmente, para frenar el riesgo de caer en la hiperinflación y dado que las medidas tradicionales no fueron suficientes para contener la inflación, en una acción audaz y valiente, recordó su hijo, se firmó el Pacto de Solidaridad Económica entre el gobierno, los sectores productivos y los trabajadores. Aquí, dijo de la Madrid Cordero, un reconocimiento a todos ellos que supieron poner los intereses del país por arriba de cualquier otro.

Y todo esto ocurrió con una dinámica política exterior y con particular acercamiento con países latinoamericanos. Eran tiempos de la crisis de deuda externa, pero también tiempos de solidaridad entre pueblos hermanos.

Pero no todo fue la economía, indicó Enrique, para pasar al relato del esfuerzo realizado por su padre en cuanto a la democratización del país, tema que dejaremos para la próxima entrega. CONTINUARÁ.

Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org, y el portal irradia noticias.com

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Miguel de La Madrid Hurtado, constructor del México moderno (I)

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