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Junio 09, 2021 21:06 hrs.

Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

Periodismo ›


Una Colorada (vale más que cien descoloridas)

Cuando se tiene el privilegio de conocer diversos horizontes se amplía la posibilidad, sociológica, a veces académica y sobre todo cultural.
En 1990, compromisos laborales y de colaboración con una ONG que entonces cumplía 75 años de apoyar a mujeres emprendedoras me llevaron a recorrer Japón y China[1].
En el caso de mi paso por Hong Kong, me sorprendió ver la convivencia geográfica entre millonarios, como el inventor de la pomada del tigre y los miles de marginados habitando departamentos ’de interés social’ en cuyas ventanas observé la ropa colgada a secar, aun cuando ello les obstruyera una maravillosa vista del mar.
Omito detalles de las embarcaciones convertidas en el hogar de muchos, así como la historia que llevó a los ingleses a ser parte de los habitantes de dicha isla; pero sí sigue en mi mente la similitud de esa ropa puesta en ventanas y puertas de un espacio similar al de muchos quienes, en México, ocupan el espacio dedicado en las azoteas como bodega y hasta como cuarto de renta y no como alternativa de asoleado de ropa recién lavada. Darle a las áreas y el mobiliario un destino diverso a aquel para el que fue diseñado es algo común en personas de limitados conocimientos.
En algunos puntos rurales los campesinos dedican las tinas de baño de las viejas residencias como contendedores de agua para remojar ropa y terminan retirando los W.C. de los baños pues les resulta común defecar y orinar en los terrenos que fueron alguna vez de cultivo en la parte posterior de la casa con la ventaja de no ocupar agua para vaciar la taza del baño y mucho menos limpiarla.
¿Conoce a estudiantes universitarios realizando su servicio social que difícilmente jalan la palanca para desechar las micciones secretadas por ellos en el baño de las oficinas? Estas mismas personas, ya disfrazadas de abogados, economistas y a veces matemáticos o sea ’fifís’-[2] encajarían –como burócratas o funcionarios- mejor en el sustantivo de ’Chairos’[3] ¿Sabía que en un español diverso este vocablo se aplica a una sopa?
¿Ha probado una mezcla de chuño, papa, carne y verduras como se hace en las regiones andinas? Si es una sopa ¿Por qué aquellos a quienes se les aplica este sustantivo se molestan tanto? ¿Se debe a partir de una interpretación particular de ciertos estudiantes de filosofía y letras cuando el vocablo se asoció con personas que no piensan claramente, pues desconocedoras del origen –asociado con un estado posterior a la masturbación que se supone reduce la capacidad racional del individuo- ignoran los efectos de la cascada de endorfinas liberadas posteriormente a la eyaculación provocada?
En una sociedad clasista, esta interpretación cayó como ’anillo al dedo’ para calificar a jóvenes simpatizantes de corrientes ideológicas de ’izquierda’ –como es el caso de comunistas, socialistas o cualquiera que se manifieste contra ’la derecha’- asistentes a universidades públicas, desaliñados, partidarios de la anarquía, concurrentes a marchas siempre en oposición al régimen, fanáticos del Che Guevara, cuyo rostro se imprime en sus camisetas; en suma, más allá de alguna improbable filiación política son sujetos en constante contradicción.
Las decisiones que suelen tomar son viscerales, apresuradas y poco prácticas. Cada suceso cotidiano les parece cortina de humo y lejos de aportar ideas nuevas siempre critican todo, hasta ’el mal funcionamiento de los WC, que poco entienden y que les puede dejar un ingreso, aunque sea ínfimo si lo retiran del baño y lo venden.
Cuando un chairo, llega a estos extremos en general se suele decir que además es ’naco’, otro término despectivo y muy ofensivo. Esta palabra peyorativa se usa frecuentemente en el español mexicano para describir a personas con mal gusto y carentes de conocimiento de su propia cultura. Sobre todo, para migrantes de origen humilde –tal vez ’indio’ a las zonas urbanas ’naco’ tiene connotaciones de vulgaridad además de conducta burda.
Se trata de alguien que difícilmente entiende o le da relevancia a la diferencia entre un tapate de salida de la regadera, al de entrada a la vivienda. Ambos son para limpiarse los pies ¡cierto!, pero uno es para quitarse el barro y polvo del exterior de tu casa y el otro para evitar resbalarte en el baño además de mojar todo dejando un ’cochinero’ Muy pocos se identifican con el apelativo cuñado del otomí o los de calzones blancos de Tlaxcala.
Con esto del 90% de lealtad y solo 10% de preparación, son muchos los ’defensores de causas sociales carentes de compromiso verdadero, con posibilidades de ocupar una puesto de alta responsabilidad que implique por ejemplo mantener en buen estado, lo mismo un palacio que una calle y quizá a eso se deba que se hayan multiplicado, los baches, los agujeros derivados del robo de una coladera, o los sistemas de desagüe tapados por la basura dejada en la calle o la botada dentro de los baños de casas muy antiguas.
Mientras en Canadá los gobiernos desarrollas programas para aumentar zonas verdes en las viviendas, en México miles de estas se encuentra abandonadas, vandalizadas y en el menos malo de los casos ocupadas por gente diversa a sus propietarios ¿Habrán sido los arquitectos, ingenieros, proveedores y hasta funcionarios promotores de ’un techo para todos’, auténticos chairos-nacos con solo 10% de capacidad operativa?
¿Cuantos propietarios de casas modestas ahora abandonadas, ocuparían una subvención de cuando menos cinco mil pesos, para adaptaciones energéticas y eficientes? ¿Están conscientes estos mexicanos que con solo cambiar focos y evitar que su baño se tape por el mal uso –arrojar papeles, toallas femeninas etc.- o sea robado por los que saben que no lo usa bien, se crearían empleos, se reduciría la contaminación y ahorraría dinero de su modesto u holgado sueldo para pagar tarifas de CFE más justas ¡Cuestiones de democracia! -la educación es un privilegio de este sistema- más amplio que solo el depósito de un papel en una urna.
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[1] China era entonces un país cerrado, pleno de bicicletas con infinidad de restricciones en la forma de vestir y de relacionarse con turistas y aun entre ellos mismos.
[2] Persona presumida y que se ocupa de seguir las modas.
[3] Sujeto que no piensa claramente y actúa falto de razonamiento.

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