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Abril 23, 2019 20:36 hrs.

Laura Pérez Cisneros › guerrerohabla.com

Periodismo ›



’Acéptala Oh Dios en el reino de los cielos’, alcanzó a decir un joven sacerdote al darle la extremaunción a una elegante mujer vestida de negro, llevaba una medalla de la virgen de Guadalupe, era 11 de febrero de 1931, fecha en que Antonieta Rivas Mercado, hija del arquitecto creador del Ángel de la Independencia, eligió la catedral de Notre Dame para terminar con su vida; la cúpula retumbó con el disparo que se dio en el corazón, después del suicidio de Antonieta a los 30 años, la catedral permaneció cerrada hasta su reconsagración.

José Vasconcelos, quien fue candidato presidencial, una noche antes, en la ciudad del amor, nunca imaginó que sus palabras fueran el detonante para que la aristócrata, creadora de la sinfónica nacional, tomara la decisión de morir ante la imagen de Jesucristo crucificado.

—Dime si en verdad me necesitas, cuestionó Antonieta a su amante.
—Ninguna alma necesita de otra, nadie ni hombre ni mujer, necesita más que a Dios…

Esta es una tragedia que marcó a la catedral de Notre Dame y que 88 años después en cuestión de horas, las llamas voraces, acabaron con parte del legado de la humanidad en 850 años, cuantas épocas, guerras, bodas, bautizos, velorios, plegarias de millones se han quedado guardadas en ese lugar santo. México ha sido tocado por las llamas de Notre Dame ya que en la parte lateral izquierda en 1949 fue consagrada una capilla a la virgen de Guadalupe, entre veladoras y la bandera de México está la imagen de la ’Morenita del Tepeyac’, bendecida por el Papa Pío XII.

Capítulos de historia, vueltos cenizas, ahora sólo serán el recuerdo, en las horas del incendio, sólo se escuchaban las sirenas de los bomberos, la gente atónita se llevaba la mano a la boca, en una exclamación ’¡Oh por Dios, no puedo creerlo!’, bien lo dijo el presidente Emmanuel Macron: ’Como todos mis conciudadanos, me entristece ver que esta parte de nosotros se quema esta noche’ y sí, los franceses amanecen en duelo, con una llaga en el corazón, por las heridas de Notre Dame consagrada a la virgen María, al entrar en ella, es como dejarte abrazar por una madre, hoy esa madre esta revestida de cenizas, que es patrimonio de la humanidad, la imagen que quedará en la memoria es el momento de la caída de la aguja de 92 metros, la cual fue creada en el siglo XIX.

A las orillas del río Sena, la gente llegaba para realizar una vigilia en honor a esa madre herida mortalmente, Elizabeth no deja de ver el humo que sale de la catedral y solo expresa ’se está colapsando todo un mundo’ y sí…

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Notre dame: las llagas de una madre

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