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Diciembre 08, 2018 19:52 hrs.

Sócrates A. Campos Lemus › diarioalmomento.com

Política ›


A lo largo de mi vida he visto muchas injusticias, muchas discriminaciones, explotación inmisericorde y, entre ellas, el trato que les dan en muchos sitios a las señoras o a los jóvenes que apoyan en las labores del hogar, sobre todo cuando llegan de regiones marginadas y explotadas y de zonas indígenas. Aunque usted no lo crea, todavía hay regiones en donde le ofrecen a las chiquillas para que se las lleve de ’sirvientes’ por la comida, porque en sus casas no hay para dar de comer a una boca más, y así, bajo el pretexto de que les hacen un favor, las explotan, son esclavas y no tienen ni descansos ni salarios adecuados, ni atención médica y, en muchos casos, reciben abusos y violaciones de patrones o de los hijos de los patrones y ahí pasan los años y al llegar a los muchos, no les dan ni siquiera un trato adecuado ni social ni humano, siguen siendo, para los clase medieros, las "chachas de la casa’.

Hace algunos años, no muchos, me sorprendía y me indigné cuando alguna señora me decía que yo y mi esposa hacíamos mal en darles de comer lo mismo que nosotros comíamos, en pagarles sueldos superiores a los salarios mínimos e incluso las alentábamos a que terminaran la escuela o asistieran para que pudieran mejorar su vida, para esas señoras que todo el día tragan santos y defecan diablos por la noche, eso no era lo correcto porque alegaban que, ’hay clases sociales’, como si ello obligara a la discriminación y la marginación con explotación. Pero lo que ya era el colmo para ellas es que cuando enfermaban, llamábamos o las llevábamos al médico y les comprábamos los medicamentos o les atendíamos como a cualquiera de los miembros de la familia si es que estaban en la casa o les dábamos los días necesarios pagándoles los salarios, esa es pues la visión y el horror que tienen que sufrir miles y miles de jóvenes, niñas y adultos que caen en las garras de esas señoras clase medieras que no conformes con eso, todavía las obligan a comprarse ’uniformes’ no sea que las confundan con las señoras de la casa, imagínense ustedes; el trato respetuoso y humano debe de ser para todos y por ello reconocerles su enorme esfuerzo y labor que realizan en cada uno de nuestros hogares donde deben ser parte importante de la familia gozando de atenciones y trato justo con salarios justos y prestaciones, por ello, la importancia de que ahora se les integre como obligación constitucional a registrarse en el Seguro Social es, sin duda, un gran logro de la lucha difícil que han llevado en su vida miles y miles de mujeres que han tenido que realizar esa labor.

En Oaxaca, este fenómeno no es extraño para las jovencitas y sus familias, cada vez que, por ejemplo, hablamos que vivimos en Oaxaca, no faltan las señoras encopetadas que lo primero que nos dicen es que ’si conocemos a unas jovencitas honestas, limpias, bien portadas que necesiten casa y sustento, pues se las recomendemos, porque, dicen, son muy chambeadoras y no son rezongonas’, por supuesto que no hablan de que les permitirán estudiar y las apoyarán para esto, no, al contrario, las quieren en calidad de semi esclavas sin paga y sin chistar, en verdad que indigna la concepción y ya nos imaginamos el trato que les darían, así que ni hablar.

Pocas muy pocas gentes nos hablan de que hay que apoyarles y brindarles facilidades para que se capaciten y preparen, de que hay que dignificarles la vida y el trato, de que hay que mostrarles que existe también un lado amable de las buenas gentes, en tales condiciones, en Oaxaca, el gobernador Alejandro Murat acaba de declarar: ’En el gobierno de Oaxaca estamos listos para lanzar un programa piloto con tu IMSS, que logre brindar seguridad social efectiva, robusta y seguridad para las mujeres y hombres que se desempeñen como empleados domésticos. Estamos a punto de generar un antecedente histórico’ y,, con seguridad, en pocos días dará a conocer, este proceso apoyado no solamente por la ley sino por la voluntad política de gobernados y gobernantes porque es el camino real de la solidaridad social que nos beneficie a todos los mexicanos, especialmente al reconocer los derechos de los y las ciudadanos que apoyan en las labores domésticas y, así, podrán tener muchos de ellos la gran oportunidad de poder prepararse, gozar de la seguridad pública, garantizando su salud y otros beneficios y, sin duda, digan lo que digan, es un gran avance en la justicia social que se nos debe a los mexicanos, miles y miles de ciudadanos que se mantenían en la oscuridad, en la explotación y marginación, ahora, podrán tener sus derechos a salvo y garantizados por las leyes, y en verdad que esto significa un enorme avance.

Hace algunos años llegó a nuestra casa una joven que casi no podía hablar español y era analfabeta, así que la animamos a que se integrara a la escuela y al final del primer año, llegó con mucho orgullo y me dijo: ’Mire mi alicenciado, ya terminé mi primer año en la escuela, ya sé leer y escribir y saqué ocho de promedio’, la felicité y le dije que ahora le tocaría estudiar su segundo año y me dio una respuesta increíble: ’No mi alicenciado, voy a repetir el primer año, porque no me lo aprendí bien’ y así lo hizo, ahora ya está casada y tiene a sus hijos a los que, primeramente, manda a la escuela y les exige estudiar…

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