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Marzo 05, 2020 11:36 hrs.

Alejandro Cea Olivares › diarioalmomento.com

Cultura ›


SR. DIRECTOR.
PRESENTE.

Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
Yo, porque tú eras lo que yo más amaba
Y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
Pero a ti no te amarán como te amaba YO.

¿Lo recuerdas? pues es de Ernesto Cardenal. Católico, hombre de oración y amor, poeta, revolucionario. Creador de una gran poesía.
Murió hace un par de días. Nos deja su obra poética y el testimonio de su fé en Dios y por tanto su denuncia y lucha contra las dictaduras, y los abusos.
Amó a México, decía que también era mexicano. Puedes encontrar sus poesías en la red. Yo te preparé una pequeña selección y algunos recuerdos para que te goces y engrandezcas con quien, como podrás leer, estuvo presente a lo largo de nuestra ya larga vida.

SALUDOS CORDIALES

PAPELES DESDE TULANCINGO: RECUERDOS DE ERNESTO CARDENAL. UNO DE LOS NUESTROS, EN AGRADECIMIENTO.

Nos llegó la noticia: murió Ernesto Cardenal. Tomé sus libros: un par de antologías, el Estrecho Remoto, sus Epigramas. Me nacieron el agradecimiento y la nostalgia. Para los de la Generación del 68 que ahora andamos por los setentas Ernesto Cardenal nos inspiraba, enseñaba; nos mostraba para donde y por dónde ir. Su poesía iluminó nuestras vidas.
En muchos de nosotros se mantenía la fe religiosa y la cuestión social, el asunto político nos eran vitales. Transcurríamos entre el Cristianismo Sí Comunismo No y la admiración a la Revolución Cubana. Prohibido no hacer nada. Cardenal era creyente y revolucionario: era una respuesta que ni mandada a hacer.
Por esos años lo hippies, las comunas eran invitación y tentación. Cardenal en Solentiname en el Lago Nicaragua creó su propia comunidad: campesinos, artes, oración; lejos del desfiguro de la droga. Y, para quienes buscábamos formas nuevas de expresión, voces que nos repercutieran dentro ahí estaba la poesía de Ernesto Cardenal. Copiábamos sus poemas.
A través de los años mucho nos ocurrió con Cardenal. Por él nos enamoramos de la revolución sandista, de los trapenses y supimos de la vida de oración. Con él pasamos del deslumbramiento a la decepción de lo ocurrido en Cuba y en su propia patria. Sufrimos el regaño público que le infringió Juan Pablo II por ser sacerdote metido en política, aunque - ¿lo recuerda cardenal Wojtyla? en Polonia empezando por usted muchos sacerdotes eran parte esencial de Solidaridad y de su epopeya de liberación del comunismo.
Ernesto Cardenal tenía a México en la entraña. Aquí llegó bachiller a la Facultad de Filosofía y Letras. En la casa de Mascarones en Rivera de San Cosme se hizo amigo de Rosario Castellanos, de Tito Monterroso, de Ernesto Mejía Sánchez, de Wilberto Cantón y, aún viva, bella y llena de sabiduría de la querida Dolores Castro quien hace un par de meses lo acompañó en la presentación de su último libro: Un Canto a México.
Al leer algunas notas sobre Cardenal confieso que nos ganó la anécdota, lo superficial. Estas líneas sirvan para agradecer que haya existido y que hayamos tenido entre nosotros a un místico cristiano, a Ernesto Cardenal. A él, como lo platica en su biografía, Dios lo persiguió, lo tomó en sus brazos, lo deslumbró, lo metió en su noche obscura y le hizo descubrir su huella en el hermano, en el pobre y, vocación exclusiva de Cardenal, en todas las maravillas de la creación. Ese es Ernesto Cardenal.
Te invito a un paseo por su poesía. Si algo no te agrada o lo sientes complicado, bríncalo: la poesía es para ser amada, no para ser sufrida. Te recuerdo que Ernesto Cardenal, leía sus poesías con voz profunda, clara, amorosa: con entonación. Te recomiendo que lo que sigue, lo leas escuchándote. Es otro el sentir cuando se escucha la palabra.
Afición rarísima en un poeta Cardenal fue un enamorado de la ciencia. Fiel lector del Scientific American y de libros de ciencia. Comprendía a los seres humanos como bajados de las estrellas, como parte de un maravilloso firmamento que se creó con un Canto.
Si recuerdas el Evangelio de San Juan esta poesía comienza con las mismas palabras: en el Principio era la Palabra…. aquí sigue Cardenal.
CANTO CÓSMICO.
En el principio
–antes del espacio tiempo–
Era la Palabra.
Palabra amorosa.
Misterio y a la vez expresión de ese misterio.
Secreto que se da. Un sí.
Él en sí mismo es un sí.
La palabra de sus cantos
es la misma con que hizo la lluvia.
Cuando todo era noche, cuando
todos los seres estaban aún oscuros, antes de ser seres,
Existía una voz, una palabra clara,
un canto en la noche.
Él cantó al crear la tierra.
Él hizo la tierra cantando.

En el principio era el Canto.
Al cosmos él lo creó cantando
y por eso todas las cosas cantan.
No danzan sino por la Palabra por la que fue creado el mundo. Somos palabra
en un mundo nacido de la palabra…
y así uno no es, si no es diálogo.
Toda persona es para otra persona.
Si no, sus palabras no tocarían nada.
Yo soy: amor.


¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos.
Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
estuvieron en las entrañas de una estrella.
Somos polvo de estrellas.
Estamos hechos de estrellas.
Venidos del corazón de las estrellas. ¡Somos ellas!
Del cielo, somos del cielo…
Nuestra carne y nuestros huesos vienen de otras estrellas
y aun tal vez de otras galaxias.
(10) Somos universales,
y después de la muerte contribuiremos a formar otras estrellas
y otras galaxias.
De las estrellas somos y volveremos a ellas.

En el principio…
El amor: que encendió las estrellas…
El universo es amor.




Ernesto Cardenal se hizo monje trapense en la abadía de Getsemaní en Kentucky. Vocación difícil. En las comunidades trapenses se guarda silencio total y permanente; el trabajo es duro en el campo; los dormitorios son comunes. Muchas horas están dedicadas a la adoración a través del canto litúrgico formado primordialmente por los Salmos.
La que sigue es una vivencia del monasterio trapense. Nos recuerda que junto a las luces de la civilización están otras luces las de la oración.
En la noche iluminada de palabras:
PEPSI COLA
PALMOLIVE CHRYSLER COLGATE CHESTERFIELD
que se apagan y se encienden y se apagan y se encienden,
las luces rojas verdes azules de los hoteles y de los bares
y de los cines, los trapenses se levantan al coro
y encienden sus lámparas fluorescentes
y encienden sus grandes Salterios y sus Antifonarios
entre millones de radios y de televisiones.
¡Son las lámparas de las vírgenes prudentes esperando
al esposo en la noche de los Estados Unidos!

Cardenal se trajo de Getsemaní el amor por los Salmos. Los innovó aquí está una muestra: en la primera columna está el texto de la Biblia y en la otra la oración de Cardenal.
Salmo 150, Santa Biblia
Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.


Salmo 150, Ernesto Cardenal

Alabad al Señor en el cosmos
Su santuario
de un radio de 100.000 millones de años luz
Alabadle por las estrellas
y los espacios inter-estelares
alabadle por las galaxias
[…]Alabadle con el violín y la flauta
y con el saxofón
alabadle con los clarinetes y el corno
con cornetas y trombones
con cornetines y trompetas
[…]Todo lo que respira alabe al Señor
toda célula viva
Aleluya (67-68)


A finales de los años 60 América Latina vivía el drama de las dictaduras. En muchos países el ejército, con apoyo del gobierno de los Estados Unidos tomó el poder: Los militares usaron y abusaron de la fuerza y en algunos países como en la vecina Guatemala se asesinaron miles de personas principalmente indígenas.
Los Somoza por más de cuarenta años se quedaron, en el sentido real de la palabra con Nicaragua: empresas, campos, líneas de transporte Esta familia en el colmo del ridículo hablaba entre si inglés y en el colmo de la perversión violaban, asesinaban.
En su poesía Ernesto Cardenal une la fuerza del Dios de la misericordia y la justicia con la necesidad de cambiar la situación. Así nos dice:
Cantaré Señor tus maravillas.
Te cantaré Salmos
Porque fueron derrotadas sus Fuerzas Armadas
Los poderosos han caído del poder.
Han quitado sus retratos y sus estatuas
Y sus placas de bronce.
Borraste para siempre jamás sus nombres
Sus nombres ya no figuran en sus diarios
y no los conocerán sino especialistas de la historia
Les quitaron su nombre a las plazas y a las calles
(puestos por ellos mismos) Destruiste su Partido.
Pero Tú tienes un gobierno eterno
Un gobierno de JUSTICIA
Para gobernar los gobiernos de la Tierra
Y eres el defensor de los pobres
Porque Tú recordaste sus asesinatos
Y no te olvidas del clamor de los pobres.
En el camino hacia una sociedad mejor busca en la pasado figuras y momentos que muestren la hermandad, el arte, la justicia. Ernesto Cardenal trajo a la poesía en español la posibilidad de contar la historia, de aprender de ella para construir el futuro. La llamaron poesía exteriorista, porque tomaba elementos de la historia o de lo cotidiano para decirnos, eso si con ritmo y buenas palabras que estamos aquí para hacer buena la contemplación del Tloque Nahuaque, de Dios creador en una sociedad en la que los más pobres gocen de la poesía, la pintura, el arte.
Sin importar la época estamos aquí para construir la pirámide que se oponga, que borre a la de los Huitzilopochtli de ayer y de hoy. Curioso: Vasconcelos leyó la historia de México desde la oposición Huichilobos – Quetzalcóatl, Cardenal lo hace oponiendo al dios de la muerte la figura humana divina de Nezahualcóyotl. El hambre de Dios y de justicia se hermanan Como a continuación podrás escucharte:

NEZAHUALCOYOTL
Esto es Educar: labrar rostros
y dio rostros a los otros, (Nezahualcóyotl)
hizo sabios,
fue un espejo puesto delante de
sus rostros.
Que los macehuales leyendo las piedras, los murales
encuentren el sentido de sus
vidas aquí en la tierra.
Hay que sembrar peces en los lagos.
Un barrio para los escultores
y este otro
barrio de pintores.
Una pirámide para Tloque
Nahuaque
el dueño de la Presencia y de la
Intimidad
el Invisible como la noche e
Impalpable como el viento.
Que tenga nueve tramos
arriba, por fuera
sólo negro con estrellas
Aquí enfrente de la del dios
Feroz
y que sea más alta que ésa.
Precisamente enfrente de la del
Huitzilopochtli-Nazi


la pirámide del Dios
Desconocido, sin
imagen dentro ni piedra de
sacrificio…
Allí oraba a solas, el Coyote con
Nudo Coyote que Ayuna
y ningún ídolo dentro.
’Yo soy
el Coyote-Solo
el rey
Coyote Hambriento, Nezahualcóyotl’
en las terrazas, en la torre,
coyote solo a la luz de la luna
hambriento de Tloque
Nahuaque
Tloque Nahuaque que es ’Espejo
Nublado’ oscuro, oscuro, como espejo de
obsidiana
difícil de
ver como lago con niebla
laguna de obsidiana bajo la luna."
Con los poemas nos acercamos
a él, con pinturas.
Inventamos cantos en honor de
Aquél que se inventa
y es inventor de las cosas
y él está en los cantos
no en las ’guerras floridas’
sino en FLOR-
CANTO


Ernesto Cardenal escribió, nos regaló, entre otros un poema que tuvo gran popularidad. Yo lo conocí mimeografiado, con el sistema ya desaparecido para copiar apuntes, hacer propaganda y, en este caso para regalarnos poesía. Marilyn Monroe era dueña de la pantalla y de nuestros sueños adolescentes. Algo ocurrió mal: amaneció muerta. Se habló de suicidio, se habló de asesinato. Pero nadie, hasta que llegó Ernesto Cardenal habló de una vida, de una lucha, de un dolor y un encuentro con Dios. Este poema como todo lo de Cardenal se debe leer en voz audible. Sólo así se capta el ritmo de las frases, la buena consonancia de las palabras.


ORACIÓN POR MARILYN MONROE.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER.
O como alguien que herido por los gánsteres
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!


En sus memorias Cardenal tiene una frase síntesis de su vida juvenil: ’Dios me perseguía y yo perseguía a las muchachas’. De los amores y desamores de Cardenal nos quedan los famosos epigramas. Algunos quizá de los más conocidos de su poesía. Cardenal los escribió antes de que Dios lo venciera. Todos, dice en sus memorias, nacieron de experiencias reales con muchachas bellas, esquivas y muy amadas.
Te dejo algunos. Te encantaran. Cardenal confiesa que Claudia existió, Claudia le dijo que no y está felizmente casada con un hombre muy rico. Daría todo por saber si ha leído con estos versos.
I
Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña.
Los he escrito sencillos para que tú los entiendas.
Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan,
Un día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica
Y si al amor que los dictó, tú también lo desprecias,
Otras soñarán con este amor que no fue para ellas.
Y tal vez verás, Claudia, que estos poemas,
[Escritos para conquistarte a ti] despiertan
En otras parejas enamoradas que los lean
Los besos que en ti no despertó el poeta.
II
Cuídate, Claudia, cuando estés conmigo,
Porque el gesto más leve, cualquier palabra, un suspiro
De Claudia, el menor descuido,
Tal vez un día lo examinen eruditos,
Y este baile de Claudia se recuerde por siglos.
Claudia, ya te lo aviso.
III
De estos cines, Claudia, de estas fiestas,
De estas carreras de caballos,
No quedará nada para la posteridad
Sino los versos de Ernesto Cardenal para Claudia
Y el nombre de Claudia que yo puse en esos versos
Y los de mis rivales, si es que yo decido rescatarlos
Del olvido, y los incluyo también en mis versos
Para ridiculizarlos.( Si acaso)
IV
Esta será mi venganza:
Que un día llegue a tus manos el libro de un poeta
famoso
Y leas estas líneas que el autor escribió para ti
Y tú no lo sepas.
V…
Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
Yo, porque tú eras lo que yo más amaba
Y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
Pero a ti no te amarán como te amaba yo.
… VI
Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos
y soñéis con un poeta:
sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fue en vano.

Ernesto Cardenal fue al final de su vida un perseguido político. Daniel Ortega y su mujer tuvieron en él un reproche vivo, irrefutable de su traición a los ideales de la revolución sandinista. Al igual que a Sergio Ramírez el otro más famoso escritor nicaragüense la dictadura los tiene como enemigos.
Al sepelio de Ernesto Cardenal llegaron esbirros del gobierno a gritarle traidor a quien nunca traicionó sus ideales, ni su rectitud moral, ni su amor a Dios. Este insulto, pienso, culminó su amistad con Jesucristo quien, recordemos, también fue insultado en su muerte.
En el día de su sepelio estuvo presente el más genuino Ernesto Cardenal: odiado por el poderoso y con una palabra comprensible, hermosa, esperanzadora no sólo para una generación como la mía sino para los pueblos de América Latina que aún cantan las bellezas de la creación.
Al final de su vida de rebelde, de enamorado de Dios Ernesto Cardenal pudo cantar esta
ORACIÓN FINAL.
No hay dicha para mi fuera de ti.
Y yo le dije:
no hay dicha para mi fuera de Ti.
Yo no rindo culto a las estrellas de cine
Ni a los líderes políticos
Y no adoro a los dictadores.
No estamos suscritos a sus periódicos
Ni inscrito en sus partidos,
Ni hablamos con slogans,
Ni seguimos sus consignas.
No escuchamos sus programas
Ni creemos sus anuncios
No nos vestimos con sus modas,
No compramos sus productos.
No somos socios de sus clubs,
Ni comemos en sus restuarantes
Yo no envidio el menú de sus banquetes
No libaré yo sus sangrientas libaciones.
El Señor es mi parcela de la tierra en la
Tierra prometida.
Me tocó en suerte bellatierra
En la repartición agraria de la tierra
Prometida.
Siempre estás delante de mi
Y saltas de alegría todas mis glándulas
Aun de noche mientras duermo
Y aún en el subconsciente
TE BENDIGO

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Recuerdos de Ernesto Cardenal

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