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Septiembre 04, 2024 21:02 hrs.
Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com
Política ›
Admito que hace seis años, el Presidente llegó a ese cargo con un porcentaje bastante alto de votos. Pero rechazo que hoy tenga más de 70 por ciento de la aprobación que presume y que en las últimas elecciones, su alumna haya ganado con cifras envidiables, mayores a las que él obtuvo.
No tengo más que atenerme a mis propias observaciones desde el día 2 de junio, nada científicas, pero sí meticulosas y concentradas, del comportamiento de la ciudadanía y de sus dichos a la hora de votar, así como del cúmulo de sufragios, en muchos lugares, a favor de Xóchitl Gálvez, que engendraron confianza en su triunfo, entre los ciudadanos que acudían a las casillas. El sentimiento posterior fue: ’algo no cuadra’.
Se notó en la noche de ese día, una tardanza inusual del INE, en dar a conocer los resultados y a la medianoche, espantaron de veras las cifras con las que se dijo, había arrasado la candidata presidencial. No era creíble que una mujer extremadamente desangelada, sin un solo atractivo, ni físico ni intelectual, sólo inflada con aquello de su doctorado y de su preparación que, por lo visto, no ha sabido explotar, haya sido favorecida tan espectacularmente.
Mucha gente se espantó de que la señora se haya impuesto en las preferencias de la población y esto sólo se explica por la confección de un fraude, del que con antelación se había hablado con profusión, al considerar que el Presidente no dejaría ese altísimo puesto por nada del mundo, en el que ha evidenciado querer eternizarse hasta que sus fuerzas le digan que ya debe heredarlo a alguno de sus queridos hijos, porque es de su propiedad.
A estas alturas, ya hay muchos preocupados que han publicado en las redes sociales diversas formas de fraude, que son lógicas. Otros han dado a conocer en conferencias, haber localizado el algoritmo que permitió revertir el resultado, exactamente en la misma proporción de ganador y perdedor y que la victoria real fue para Xóchitl, quien, por cierto, ha decepcionado por su falta de entereza y de lucha por defender su triunfo, de acuerdo con sus propias cifras.
Hoy no puedo admitir, ni que el Presidente tiene una aprobación abrumadora, publicada por diversos diarios a los que es fácil pagar por decir lo que personalmente le encanta escuchar para inflar el pecho de ego y luego exhibirlo en sus mañaneras, ni que su pupila ganó.
Como muchos asienten, esta es una de tantas fórmulas del Foro de Sao Paulo, hoy de Puebla: afirmar que el resultado de una elección es extremadamente alto para quien sigue ese formulario y así aplastar cualquier expresión de protesta e inclusive, para restar, en caso de ser necesario y de todas formas quedar siempre arriba en los resultados.
El éxito de Claudia era algo así como una necesidad ultra imperiosa e ilimitada para él, toda vez que su fama de pésimo gobernante, de abusivo, arbitrario, irrespetuoso de las leyes y autócrata, ha trascendido fronteras por tierra y por mar y desde el encierro de ’El Mayo’ Zambada, se tornó inclusive altamente riesgosa por todo lo que sabe el capo de capos mexicano.
La reforma judicial tiene que ser ineludible y forzosa. Igual que la sobre representación en el Congreso, para que sus lacayos la aprueben sin cambiarle una coma. De esta manera, si se presenta alguna amenaza de tipo legal por todos los abusos y delitos cometidos en su mandato, algunos de lesa humanidad, podrá contar con la presidencia y con las instancias de justicia ya en sus manos.
Para él es mucho más importante esta reforma, que una buena relación con Estados Unidos, muy a pesar de que el embajador pausado, Ken Salazar, ya anunció este peligro. Pero nuestro mandatario olvida que, llegado el momento y de considerarse obligatorio, nuestro vecino estará muy distante de respetar leyes y soberanías para evitar que el daño los afecte también.
Conste. El diplomático no es más que la voz de su gobierno, que así transmite su sentir y que no está nada lejano de actuar en consecuencia.
ariosruiz@gmail.com
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