¡Regresen lo robado!

Actuar contra los poderosos delincuentes de “cuello blanco” no es cualquier cosa, aun así sea el Presidente de la República el que proceda.
La red de complicidades producto de la corrupción puede activarse para mediatizar las acciones del Ejecutivo, recurriendo a descalificaciones, calumnias, boicots, sabotear políticas de desarrollo social, e inclusive a incentivar la criminalidad.
Está claro que cuando se afectan los intereses, cualquier relación se deteriora con todas las consecuencias que eso entraña.
Y eso se puede registrar derivado de los inauditos casos de corrupción descubiertos en la empresa Oceanografía con su dueño Amado Yañez Osuna; de Mexicana de Aviación, con Gastón Azcárraga -ambos prófugos- y con la super transa con la Línea 12 del Metro, donde andan involucrados los directivos de las 3 más importantes constructoras del país (ICA, Alstom y Carso) que dispusieron de un presupuesto colosal que rebasó en $8,774 millones los originales $17 mil 500 millones para alcanzar $26,274 millones; y los ejecutivos de la empresa española Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles CAF que construyó los 30 trenes y 210 vagones que en un mega negocio de $18 mil millones hizo con el Gobierno del DF en la época en que el jefe era Marcelo Ebrard para rentarlos y darles mantenimiento y finalmente ya sabemos: la pomposamente denominada Línea Dorada no sirve ni en vías ni en convoyes por lo que representa grave riesgo para la seguridad de los pasajeros. Por lo mismo se cerraron 11 de sus 20 estaciones para reparar rieles y trenes en lo que se invertirán otros 700 millones de pesos a fin de evitar una enorme tragedia.
Y la gran pregunta que nos hacemos todos los mexicanos es:
¿Qué no hay responsables en ninguna de éstas mega transas donde se escamotean miles de millones de pesos del erario público?
¿Será posible que no se ejerza acción penal contra este tipo de delincuentes y que se cubran con el manto de la impunidad que compran con la corrupción?
Hasta ahora, todas las empresas involucradas se deslindan de las fallas en la obra mal hecha y a su vez los funcionarios del Gobierno del DF que encabezados por Marcelo Ebrard participaron en el proyecto, desarrollo y diagnóstico de la construcción y también en la adquisición de los trenes y vagones -sin licitación- insisten incluido él, en que todo está técnica, jurídica y presupuestalmente en orden. Es decir, para ellos todo está bien, pero solo en papeles porque en la realidad, el servicio en esa Línea fue suspendido en más de 12 de los 24.5 kilómetros de trayecto que se cubren en 11 estaciones.
En este asunto habrá de intervenir el Gobierno Federal porque en la obra también se aplicaron recursos de la Federación, no solo del gobierno capitalino y, por lo mismo, se tiene que actuar para frenar tanta pillería.
Dejar que este tipo de robos a la Nación sigan realizándose con total impunidad, afecta innegablemente al gobierno de Peña Nieto.
Debe evitarse que a las raterías se les dé cobertura política en vez de que se abra la investigación y se instruya el proceso penal correspondiente para castigar a los ladrones y obligarlos a que devuelvan el dinero del pueblo que se robaron.
Y señor Presidente, si por proceder contra ellos algunos grupúsculos lo van a atacar descalificándolo, puede estar seguro que la inmensa mayoría de los mexicanos lo apoyarán en su acción contra esos ambiciosos delincuentes de “cuello blanco” que no tienen llenadera.
Hágalo, por el bien de la Patria, métalos a la cárcel y que regresen lo robado.