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Julio 19, 2018 09:36 hrs.

Wang Zhu, freelancer › tabloiderevista.com

Política ›


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, realizaron el 16 de julio su primera reunión bilateral en Helsinki. Después de la reunión privada de unas horas de duración en el Palacio Presidencial de Finlandia, ambas partes manifestaron que la reunión fue "constructiva".
Después de todo, el deterioro de la relación estadounidense-rusa no redunda en los intereses de ambas partes.
Justamente 2 días antes de la reunión, el fiscal especial de Estados Unidos, Robert Mueller, acusó de manera formal a 12 hackers rusos de haberse infiltrado en el sistema de computadoras del Partido Demórata antes de las elecciones presidenciales de 2016. Muchos funcionarios estadounidenses también aprovecharon esta oportunidad para oponerse firmemente a la reunión de Trump con Putin.
Trump tiene múltiples consideraciones detrás de su entusiasmo por reunirse con Putin. Primero, quiere obtener apoyo de cara a las elecciones de medio término en noviembre próximo. Segundo, intenta aprovechar esta reunión para presionar a otros países de la OTAN, a fin de utilizarla como baza en las negociaciones sobre los asuntos como los gastos militares.
Para Putin, no importa cúal sea el resultado, la reunión con Trump ha sido un paso importante dado por la diplomacia rusia en en este año. La crisis ucraniana ha llevado la relación entre Rusia y Occidente al punto de congelación, por eso la reunión entre Trump y Putin fue un intento para romper el estancamiento.
En mayo pasado, cuando Putin fue reelegido como presidente ruso, prometió que su país se encontraría entre las cinco principales economías del mundo en 2024. Sin duda alguna, mejorar las relaciones con Occidente y aliviar las restricciones que suponen las sanciones impuestas por Occidente en su contra para su desarrollo económico afectará directamente el complimiento o no de la promesa de Putin. En este sentido, Putin otorgó gran importancia a su encuentro con Trump y tiene muchas expectativas.
A pesar de todo, ¿servirá esta reunión para salvar realmente la relación estadounidense-rusa que ha caído al punto de congelación?
Según las declaraciones hechas por los dos líderes ante la prensa después de su encuentro, ambos abordaron temas como el Russia-gate, el problema nuclear de la Península Coreana, el antiterrorismo, el control de armas nucleares, la cooperación en materia de comercio e inversiones, las situaciones en Irán y Siria, así como otros temas clave para las relaciones bilaterales, excepto la cuestión de Crimea, un tema casi sin solución en estas relaciones.
De hecho, las relaciones entre Rusia y Estados Unidos son complicadas y las contradicciones se pueden dividir en dos categorías: una es el conflicto de los intereses y la otra, el de los valores. La primera se puede resolver a través de negociaciones y concesiones, mientras que la segunda resultará difícil de conciliar en poco tiempo.
Con respecto a la cuestión siria, existe un conflicto directo entre las posturas e intereses de Estados Unidos y Rusia, pero es posible que las dos partes coordinen sus posiciones a través de negociación e incluso reduzcan sus divergencias a través de compromisos mutuos.
Sin embargo, las discrepancias sobre el problema ucraniano son más todavía conflictos de los valores históricos. Para Rusia, recuperar Crimea corresponde a la voluntad de su pueblo y esta región es la última línea para defender sus propios intereses. Pero según Estados Unidos, las acciones de Rusia en Crimea son "agresiones" y representan una grave amenaza para la seguridad de Europa. No hay indicios de que ambas partes hagan concesiones en este tema.
En realidad, la desconfianza mutua entre los EE.UU. y Rusia prevalece en las relaciones bilaterales. Esta desconfianza derivada de la Guerra Fría no desapareció con el fin de la misma. Desde el final de la Guerra Fría, reducir los espacios estratégicos de Rusia siempre ha sido una de las políticas constantes de los gobiernos en turno de los EE.UU.. Especialmente ante las expansiones sucesivas de la OTAN hacia el este, la actitud de Putin hacia los EE.UU. y la OTAN ha venido cambiando.
En cuanto al orden internacional, Rusia aboga por el desarrollo de la multipolarización del mundo, mientras que EE.UU. no está dispuesto a abandonar su hegemonía mundial. En el ámbito económico, Rusia está a favor del libre comercio y el multilateralismo, mientras que EE.UU. se adhiere al proteccionismo y el unilateralismo, al desatar las guerras comerciales que no beneficiarán a nadie.
En la actualidad, la mejora de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia solamente será posible si ambas partes logran superar una serie de temas espinosos como los de Ucrania, Siria e Irán. Aun así, deberán enfrentar la compleja ecología política en EE.UU. para las relaciones con Rusia. Si Estados Unidos no abandona su posición consecuente de practicar el hegemonismo y el unilateralismo, tales reuniones, que sean muchas, no servirán para salvar la relación que ya está al punto de congelación.

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Reunión Trump-Putin no salvará relación EEUU-Rusia si EEUU no abandona hegemonismo y unilateralismo

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