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Agosto 07, 2024 23:50 hrs.
Judith Álamo López › tabloiderevista.com
Política ›
Cuando la política promete ser redención, promete demasiado, Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca: Benedicto XVI.
Para Andrés Manuel López Obrador su gobierno fue oportunidad para lograr un cambio radical en la conciencia del pueblo mexicano, al que concibió como habitante de una República Amorosa, para conseguirlo propuso siete puntos clave para alcanzar la grandeza espiritual, de acuerdo a su libro: Hacia una economía moral.
Entre ellos están: Cero corrupción, Austeridad republicana, Separación del poder político y poder económico, Hacia una democracia participativa, Política exterior y solución de raíz al fenómeno migratorio, El Estado como promotor del desarrollo y Finanzas públicas sanas.
Cada punto podría estar sujeto a debate, pero a grosso modo, en todos los temas enunciados hay retrocesos no avances. Para el senador morenista Ricardo Monreal Ávila, la revolución de las conciencias permitió el triunfo arrasador de la izquierda en México en 2018, ganó la alianza «Juntos haremos historia» porque la mayoría imaginó un futuro esperanzador y decidió romper con las corrompidas estructuras de la sociedad e inició una nueva alianza entre la sociedad y el gobierno.
Explicó que se «rompió con el pasado que tenía sostenida con grilletes a la democracia y libertad en México» y aseguró que el nuevo régimen consolidaría las metas fundacionales de garantizar a todas las personas que conforman esta patria, gocen plenamente de libertad, justicia y de igualdad ante la ley y ante la sociedad. En el texto, emitido por el Senado en 2019, el coordinador senatorial aseguró que el nuevo régimen construye un cambio cultural de largo alcance, en el que el pueblo opina, critica al poder público y exige resultados. «La transformación profunda trascenderá sexenios, personalidades y estructuras, por lo que Morena debe funcionar como el vehículo que, de manera separada del gobierno logre el cambio de régimen». https://www.poresto.net/mexico/2019/12/30/ Aquél ideario partidista de Monreal no fue compartido por el líder pragmático tabasqueño, quien a poco más de 50 días del cierre, ha dejado claro su talante autoritario, reacio a compartir el poder ni con sus correligionarios.
Recordemos que en 2018 ganó por fin las elecciones presidenciales, luego de 18 años de intentos fallidos, por lo que la «transformación» comenzó por el verbo. La «concientización» se inició predicando desde la tribuna de las conferencias mañaneras -y cualquier pódium–, había que convencer al electorado que llegó por fin un hombre bueno, del pueblo, honesto-incorruptible, dueño de la verdad. Una víctima más de la opresión neoliberal (del PRIAN). La narrativa incluyó proezas históricas logradas por su Cuarta Transformación (4T), para ello echó mano de «otros datos», generalmente falsos.
De acuerdo con el estudio de la consultora política SPIN, del 8 de diciembre de 2018 hasta el 30 de junio de 2024, el presidente había emitido 56,181 afirmaciones falsas durante las conferencias mañaneras, el presidente ha mentido, en promedio, 88 veces en cada conferencia.
Mientras que El Sabueso de Animal Político dio cuenta de la repetición constante de 100 mentiras, frases engañosas o sin sustento en la mañanera, informes u otros eventos o pronunciamientos. Entre las falsedades están: haberse quitado el fuero para poder ser enjuiciado; negar la militarización del país; rechazar haber endeudado más a cada mexicano; no admitir que aumentó la pobreza extrema, etcétera. Y para crear las nuevas conciencias es necesario triturar a quienes ponen en entredicho la verdad unipersonal del amado líder, de ahí que el presidente de México insistió en acusar a la prensa de desinformar y manipular, incluso para lapidarla creó una sección llamada «Quién es Quién en las Mentiras», donde expone los datos personales de los rebeldes, facilitados éstos ilegalmente por órganos de gobierno. Para atacar a periodistas críticos, incluso con desinformación, corroboró El Sabueso.
En este contexto de animadversión los reporteros han visto transcurrir casi un sexenio de pauperización económica y social producto del uso abusivo del poder presidencial, proclive a ponerles motes, acusarlos de corrupción generalizada, desacreditando la profesión del periodista.
Por eso es destacable la presencia esporádica y valiente en Palacio Nacional de experimentados reporteros como Jorge Ramos de Univisión o la reportera independiente Reyna Aydeé Ramírez, entre otros, quienes han cuestionado de frente, con datos y argumentos sólidos al presidente, quien en esos casos luce un rostro descompuesto por la ira contenida.
Personajes públicos otrora respetables han sufrido deterioro en su imagen y credibilidad durante el sexenio obradorista: intelectuales, historiadores, analistas y hasta sacerdotes han sido objeto de diatribas presidenciales.
El único autorizado para divulgar el «evangelio» es él y para ello se usan los recursos y medios de la Comunicación Social gubernamental, el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano. Así como la diligente colaboración de un grupo de reporteros de la fuente presidencial, en su mayoría provenientes de redes sociales –nóveles en estas tareas, solidarios, acríticos y agradecidos–, y otros medios de «medio pelo» que aprovecharon la oportunidad para servir al poder. Por mencionar sólo uno de los presupuestos ejercidos para atraer simpatizantes a la revolución de conciencias, entre 2018-2021, se gastaron 8 mil 648 millones de pesos en publicidad y propaganda gubernamental; de 137 medios acreditados, los principales beneficiados fueron tres: Televisa, TV Azteca y La Jornada, que recibieron más del 50% del total de los recursos.
(Artículo 19 y Fundar) La gastadera de dinero público con la revolucionaria idea de mejorar la conciencia del mexicano comenzó desde la campaña con la impresión masiva de La Cartilla Moral, de Alfonso Reyes; un mes después de tomar posesión, la SEP emitió millones de ejemplares de la Cartilla Moral de AMLO, una adaptación de la de Reyes.
Se anunciaba: «difundirá principios y valores que fomenten en nuestras comunidades, en nuestro país, una convivencia armónica y respeto a la pluralidad y a la diversidad’.
Los jornaleros y aliados fueron colocados en sitios estratégicos, fue el caso de Rafael Barajas, conocido como ‘El Fisgón’, monero que dirige el Instituto Nacional de Formación Política de Morena (INFP), ante las críticas de notables militantes de izquierda, pero el incuestionable apoyo de López Obrador.
Actualmente Barajas colabora en la elaboración del Proyecto de Nación 2024-2030. AMLO es el líder populista que ha usado la comunicación presidencial para difundir su proyecto, no se escaparon ni los libros de Texto Gratuitos a los cuales se le ha incorporado la nueva ideología y el rechazo expreso a las formas de producción capitalista; incluidas las encuestas utilizadas de manera sesgada con preguntas cerradas para dar respaldo popular a las decisiones presidenciales de cancelar o emprender mega-obras y cualquier proyecto trascendente.
Así, se pretende dar cauce a la reforma del Poder Judicial, porque el pueblo decidió en una encuesta a modo que se elijan a los ministros, jueces y magistrados; y con el uso de la generalidad que el 2 de junio el pueblo decidió darle todo el poder a Morena.
El gobierno de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, según sus propias declaraciones del 6 de agosto, pretende que el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desconozcan el artículo 54 Constitucional y acepten darle con el 54% de votación el 75% del Congreso a Morena, PT y PVEM, y con ello manos libres para reformar la Constitución, y consolidar la revolución de las conciencias qué paradójicamente vuelva a colocar grilletes a la democracia y libertad.
No hay dudas, López Obrador fue el artífice del triunfo de su sucesora en la Presidencia de la República, y esto lo saben las autoridades electorales que aún están a tiempo de cuando menos poner coto a la sobrerrepresentación y emitir una sanción que quede inscrita para la historia que el presidente López Obrador violó leyes y reglamentos al usar su posición para hacer propaganda electoral, propiciando inequidad en la contienda, usando a favor de su movimiento programas sociales del Bienestar y medios y recursos públicos para atacar a los opositores y favorecer el triunfo de Morena.
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