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Febrero 20, 2023 20:50 hrs.

Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

Política ›


Hoy en día, aún no sabemos a ciencia cierta qué es el tiempo, cómo funciona, porqué funciona. Sí, así es, no lo sabemos. En la literatura decimos que:
_El tiempo es la distancia entre la vida y la muerte..._
_Es la elegancia del que ayer fue débil y hoy es fuerte..._
_Es el romance entre el anochecer y el amanecer..._
_Es la constante competencia entre desconocer y conocer..._

Pero la Física, rama encargada de explicarnos qué es, no lo ha logrado aún. Es más, si queremos poner nervios@ a un(a) Físic@, mirémosle a los ojos y muy seriamente preguntémosle: ¿Qué es el tiempo? Y poniéndole atención nos daremos cuenta que va a "cantinflear" mucho pero no podrá darnos una respuesta, porque todavía no la hay. Aunque a simple vista nos parece una respuesta obvia y que prácticamente le entendemos casi sin necesidad de razonar, pero no es así, pues precisamente cuando intentamos razonar, es que nos damos cuenta que no sabemos qué es, qué lo origina. Y eso es frustrante, pero ¿por qué? Bien, pues porque el tiempo para la Física es muy diferente a como lo percibe la humanidad de forma natural. Es decir, ecuaciones y experiencia humana parecen no encajar bien y eso hace que suenen las alarmas y preguntas, como: ¿No están bien las ecuaciones? o ¿El tiempo es sólo una ilusión de nuestra mente?

En ambos casos toda explicación que se ha buscado confronta ambas preguntas.

El tiempo, según nuestra experiencia humana lo entendemos, pero no lo podemos definir con certeza, ya que es como un río qué nos va llevando de un momento a otro haciendo del presente algo en continuo cambio, dejando en el pasado lo ya vivido y en el futuro lo que está por vivirse, es decir, parece algo que fluye constantemente, el ahora es un estado concreto de las cosas, como un fotograma qué se desplaza siempre hacia adelante. Y viéndolo desde la experiencia humana, la forma antes explicada, seguramente nos hará, en general, estar más o menos de acuerdo.

Pero, no es tan fácil. Porque es inevitable confrontar ello con una inevitable cuestión: ¿Lo explicado está de acuerdo con las leyes de la Física? Porque las leyes de la Física se establecen para hacer concordar lo que teorizamos con lo que observamos y medimos. Por eso no es de extrañar que desde la Física clásica, básicamente la newtoniana del mundo, encaje bien con nuestra intuición: el tiempo es un fluir constante, continuo, absoluto, como una marcha militar precisa, implacable. Hasta allí todo bien, es decir, hasta el siglo XIX eso estaba resuelto. Pero al iniciar el siglo XX la Física clásica entró en crisis con sus herederas: la Física cuántica y la Relatividad de Einstein, porque se generó un divorcio con nuestra intuición. La Física moderna está guiada por las matemáticas generada a través de las observaciones. Es un lugar donde podemos decir que el sentido común no llega, pues las matemáticas no llevan a un lugar donde nuestros sentidos no pueden penetrar. Así pues, la Física moderna rompe con la intuición y genera una nueva visión del mundo, de la materia, del espacio y del *tiempo*. Así, la definición moderna del tiempo comienza poco a poco a deslizarse de lo que nos parece lógico o razonable, según nuestra experiencia humana subjetiva de las cosas, llevándonos a una nueva visión del tiempo, una nueva e increíble visión y en consecuencia, una nueva definición de lo que sería el tiempo para nosotr@s.

Luego entonces, tanto el mundo cuántico como la relatividad nos llevan a ese algo que en palabras llanas, nos rebaza y cuestiona todo lo que creíamos saber que era el tiempo hasta el siglo XIX.

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Sabia Virtud de Conocer el Tiempo...*

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