Santiago Pablo comparte su vida con Dios, la familia y la pintura

Hombre de fe. Humildad y lleno de compromisos, talento y destreza. Visión de un mundo, su mundo. Cabalgando siempre sobre su misma obra. Una mezcla de personajes y paisajes; combina el arte contemporáneo con la tradición clásica del arte. Es seguidor de Jesús sin llegar a ser pastor, pero eso sí, un discípulo fiel. Así se define a Santiago Pablo.
Maestro preocupado por las nuevas generaciones. Quiere que vean en el arte un cúmulo de oportunidades y no sólo un entretenimiento. Aprenderán –asegura- aún si sólo deciden mirar mis pinturas. Se aprende mucho también de observar’. Su compromiso está con la educación artística. ’La importancia de fomentar la pintura como herramienta detonadora de la solución de problemas’.
El pintor oaxaqueño Santiago Pablo Sánchez da siempre lo mejor de sí mismo. Fue miembro activo del periódico La Prensa en la época de Mario Santaella de la Cajiga. Primer baterista de ’Paquita la del Barrio’. Y asegura: crecí como entenado de Los Tres Diamantes. Deportivamente es conocido como ’El Campeón’. Ama a la gente, a su familia a los amigos, pero sobre todo a Dios. No le teme a la muerte, ’porque sé que mi vida está asegurada. Creo en Jesucristo, en Dios y en sus promesas’.
En la actualidad el maestro Santiago radica en Oaxaca. Desde pequeño sabía que tenía talento para el arte. El trabajo nunca me asustó. No sabía si seguiría siendo campesino o no. Fui taquero y un buen día un joven me pidió un retrato para su novia. Lo hice y me pagó y eso me alentó a estudiar…Estudié Periodismo y Publicidad. No pude sostener la carrera, me salí, pero entré a un periódico como ayudante de mensajería. Allí me conocieron como ’El Campeón’. Hice fama rápido. Practicaba boxeo y lo hice bien.
’Luego pasé a ser dibujante de La Prensa. Al mismo tiempo Tocaba música con mis hermanos. Tenían un grupo que era famoso en nuestra tierra. Con el tiempo enfrentaríamos a ’Los Tigres del Norte’. No funcionó. La vida me llevó a Estados Unidos, en donde me destape como pintor, mi mirada era otra, con más visión. De allí viene mi proyecto ’Cabalgando’. Comencé en 2005 enseñando arte a grupos latinos y continúo haciéndolo hasta la fecha. Domina la acuarela, el acrílico, el carbón, la plumilla, el óleo. ’En definitiva soy muy tradicional’.
Decepcionado de no poder lograr la fama como músico, tuve una etapa de alcoholismo. Después un altercado con mi cuñado en casa de Gustavo Prado salí huyendo del que me perseguía cuchillo en mano. Llorando llegué a la iglesia de San Juan Bautista, ’donde encontré una red’, salí en busca de quien me albergaría. Llegué a casa de mi otro hermano. Él era cristiano. Me recibió y ese día cambió mi vida y recibí a Cristo en mi corazón.
¿Cómo te hiciste pintor?
Más que las escuelas, diría que aprendemos en la marcha. El oficio se hace trabajando. Me tocó en mi generación la transición. En mis años de juventud no existía como tal la carrera de Artes Visuales, los tiempos van muy rápido. El arte de pintar se forja en talleres que posteriormente se llamaron carrera. En casi todo el país el arte viene de las primeras escuelas de arquitectura y talleres libres. Así que pude estar en la Academia ’La Esmeralda’, San Ildefonso y la Escuela de Arte de IMBA. Muchos creen que sé muchas cosas, no lo creo…
Al abordar el tema de la familia, Santiago Pablo comenta que es tradicional. Mi padre y mi madre se dedicaron al campo. Mi padre sí que era un erudito. El mejor del pueblo. Y narra una anécdota:
’Nos llamaban ’Los Burros’, recuerda el cuento que se publicaba del Burro Sabio, circulaba en mi pueblo natal, San Bernardo. Mi padre arreglaba desde un diente; fabricaba con oro las prótesis, hacia y reparaba rifles, componía relojes, radios y vestía santos, que risa. Una vez le llevaron un santo sin pestañas, atrapó un gallo le arrancó una pluma y fabricó unas pestañas postizas. Quedó muy ’coquetón’, Don Isauro, me siento aún muy orgulloso de él.
Santiago no se detiene y opina sobre la actitud de los gobiernos municipales, estatales y Federales en el campo de la cultura. Creo –asegura- que es importante tengan una buena conciencia. Falta atención a las propuestas. Si ellos realmente leyeran los proyectos de los artistas verían que tan beneficiosos son socialmente. No pretendo confrontarlos, más bien aportar. Es un beneficio que lleva como consecuencia el salvaguardar la cultura nacional, que sería de nosotros sin identidad.
Santiago ha expuesto en México, diversos espacios culturales; hoteles, galerías privadas, instituciones oficiales, en la casa de gobierno de Columbus, Ohio, en la Universidad de Michigan, la Universidad de Toledo, España. Menciono un lugar especial, King Center, lugar muy importante porque cuidan mucho los espacios inter raciales. Abrieron un espacio a mi propuesta pictórica ya que era un oaxaqueño. Fue un momento histórico en mi vida. Numerosas galerías se llevaron piezas mías a Francia, Inglaterra, China, Rusia.
En los últimos años, los caballos son el tema principal de su obra pictórica. Son los personajes centrales. ’Representan mucho en mi vida y espiritualmente también definitivamente.
Santiago Pablo admira a Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Álvaro Blancarte. Tienen un sensacional manejo de su textura. Además de ser buenos amigos. ¡Y qué decir de Leonardo Da Vinci? Increíble su manejo de la línea.
La amistad es fundamental, dice Santiago. ’Los invito a que la cultiven. Significa alianzas. Hay progreso si existe. Hay que cuidarla, pero se requiere trabajo y vale la pena. Yo soy feliz. Estoy bien y como cualquiera aún espero ver más y vivir mejores cosas.
Y nos despedimos de Santiago con un hasta luego…