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Mayo 30, 2016 13:29 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Cuando el secretario de Educación, con rango militar, avalado por la SSP, Aurelio Nuño, habla de privilegios seguramente no tomaba en cuenta que en el momento en que se conoció la noticia del secuestro de un futbolista, los privilegios de la maltratada administración de justicia se volcaran sobre este personaje.
Los futbolistas tienen para el poder un trato especial. Son modelo a seguir, su manera de ganar mucho dinero sin estudiar son, para esta administración y todas las anteriores del PRI y del PAN, los ciudadanos ideales.
Los mexicanos han dejado de denunciar los secuestros ante la inutilidad de las corporaciones policiacas. Las asociaciones civiles, dedicadas a demandar justicia en este rubro, acusan no sólo negligencia sino complicidad. De tal suerte que el secuestro de un futbolista es, para el poder, los políticos, los funcionarios públicos, los priístas, un secuestro que debe tener una operación especial.
La pregunta obligada qué tiene de especial un futbolista con el resto de la población. Pero la respuesta es una costumbre que se ha enquistado en la PGR que es la selectividad al momento de aplicar la ley, al momento de administrarla, al momento de iniciar investigaciones. No somos iguales ante la ley, aunque la Constitución diga que sí.
La falta de igualdad entre los mexicanos es uno delos factores que más han incendiado el país. Pero Nuño insiste en decir que los miembros de la CNTE son privilegiados, con un salario que no es la vigésima parte de lo que gana el sargento Nuño. Y desde luego que trabajan más.
La desigualdad en la impartición de justicia, así como la elaboración de una justicia al a medida se muestran de manera fehaciente con el secuestro de este futbolista.
Los futbolistas son una clase privilegiada en México, ante cualquier pretexto van a Los Pinos a ser felicitados por el presidente, y no son privilegiados por esto. Desde luego que no, sino por todas las canonjías que de este contacto se desprenden. Privilegios que obtienen sin haber estudiado, sin esforzarse más allá del trabajo físico, no mayor al que realiza un campesino. El ejercicio físico, que les hace olvidar no sólo cultivarse sino pensar.
El poder los felicita porque quiere colocarlos como paradigma a seguir pro los niños y jóvenes de México. Ese es, repito, el ciudadano ideal para la actual administración y todas las anteriores durante más de cien años.
La trascendencia del secuestro a un futbolista debe ser la misma que a la de cualquier otro mexicano, pero no es así.
La razón es muy sencilla: se quiere mostrar que para ser un ciudadano con todos los derechos se debe estar plegado, adherido a los lineamientos unilaterales del poder. De otra manera de convierte en un ciudadanos de segunda, que no tiene los mismos derechos que los privilegiados, que tanto cuestiona el sargento Nuño.
El mensaje es muy claro, sigan a quienes no estudian, al cabo que ni hay lugar en las universidades públicas; no hay trabajo, no hay programas de estudio actualizados, no hay buenos salarios. Ni prestaciones, el fantasma del outsorcing es una realidad legaloide. En México, tienen buenos salarios y mejores prestaciones sólo los futbolistas y los funcionarios públicos.
El hecho de haber encontrado con vida y sin rasguños al futbolista denota que los secuestradores temieron ser descubiertos ante el despliegue de fuerzas. Por eso mismo no lo hicieron con la reportera de Veracruz, Anabel Flores, cuando se supo que estaba secuestrada. Esto quiere decir que si el poder hubiera querido hubieran salvado a la periodista, pero como no estaba dentro del círculo dorado de los reporteros con departamento en Miami, pues no era importante. La reportera hacía una responsable labor social, no enajenaba a nadie, informaba.
Lo mismo sucedió prácticamente con todos los reporteros secuestrados primero y asesinados después en Veracruz y en otras partes del país. A menos que se trate de un secuestro planeado por el gobierno de Tamaulipas donde el PRI puede perder las elecciones para gobernador. Örque esa repentina eficacia en la búsqueda de secuestrados pareciera electorera y no permanente.
O bien la eficacia en la estructura para realizar operaciones antisecuestro existen pero no para todos. La justica en México existe, pero no es para todos.
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Secuestro y justicia

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