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Diciembre 19, 2013 13:39 hrs.
Octavio Raziel › diarioalmomento.com
Cultura ›
Hoy se celebra en Oaxaca –como en todo el Mundo católico, supongo- el Día de la Virgen de la Soledad. Estas efemérides le permiten a Alberto recuperar de su disco duro recuerdos infantiles.
Cuando niño –que también lo fue- visitaba durante sus vacaciones la casa de la tía Eloísa en San Pedro y San Pablo Teposcolula, Oaxaca.
En una de las antiguas habitaciones estaba el altar pueblerino con imágenes de varios tamaños, además de los retratos de los difuntitos de la familia y floreros con cartuchos o siemprevivas. Sobresalía de las vírgenes y santos la representación de cuerpo entero de una mujer vestida de negro.
Desde el nivel del suelo Alberto tenía que dirigir la mirada hacia lo alto del altar casero.
Cuando observaba las brillantes lágrimas que corrían por el rostro de la divina aparecían en su mente interrogantes aún sin respuesta.
Cuántas veces se preguntó el pequeño por qué no le habían avisado a la Virgen que su hijo ya había resucitado de entre los muertos.
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