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Agosto 26, 2025 00:16 hrs.

Guillermo Pimentel Balderas › tabloiderevista.com

Periodismo ›


Los hechos y la organización comunitaria siguen demostrando que hablan más fuerte que cualquier manta.

• Los habitantes del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco han encontrado soluciones concretas a problemáticas sociales

• ’Con Tlatelolco’, voz e imagen de los residentes.


En una amena charla con el amigo y colega Ignacio Arellano Mora, y como residente del sorprendente y vapuleado Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco, identificado entre los mas inseguros y violentos de la ciudad de México, asegura que, ’en Tlatelolco, la organización vecinal resuelve lo que otros sólo anuncian en mantas’.

Explica que entre varios logros vecinales, con participación ciudadana organizada y, principalmente, desinteresada sin partidismos, los habitantes de este histórico lugar capitalino, ha encontrado soluciones concretas a problemáticas sociales, priorizando el bien común, precisamente sobre los intereses particulares o el protagonismo.

Insiste en que en Tlatelolco, los hechos y la organización comunitaria siguen demostrando que hablan más fuerte que cualquier manta. Sintetiza: ’En Tlatelolco, donde la identidad barrial y el patrimonio urbano son fundamentales, surge una discusión seria y participativa sobre el rumbo que tomará nuestro territorio y que, es la gentrificación que, no es un eslogan, es una realidad’.

El experimentado periodista, editor de ’Con Tlatelolco’: Medio de comunicación digital independiente dedicado a informar sobre los acontecimientos, la historia y la vida vecinal en Nonoalco Tlatelolco, expresa: ’En Tlatelolco lo sabemos: edificios patrimoniales hoy están en riesgo de convertirse en propiedad privada disfrazada de desarrollo. Lo que comenzó como una promesa de modernidad e integración social, hoy peligra bajo el peso de la especulación, el turismo agresivo y gobiernos que eluden su deber de proteger lo público’.

Sin embargo, apunta que este fenómeno no es culpa de los jóvenes que rentan departamentos ni de los extranjeros que buscan vivir en barrios con historia. ’Es el resultado directo de políticas gubernamentales omisas, de instituciones que permiten que el mercado inmobiliario actúe sin freno, y de autoridades más preocupadas por los aplausos que por el bienestar de quienes aquí hemos vivido décadas’.

Inclusive, anota que los residentes de Tlatelolco no rechazan el cambio, sino que: ’rechazamos el desplazamiento forzado, la privatización del espacio público, el desmantelamiento del tejido comunitario. Exigimos un urbanismo con alma, con justicia, con memoria. Lo que está en juego no es solo la renta o el valor del metro cuadrado. Lo que se disputa es el derecho a la ciudad. Y ese derecho no se negocia, se garantiza’.

Bajo la sombra de la Plaza de las Tres Culturas, donde conviven pirámides prehispánicas, iglesias coloniales y bloques de concreto modernistas, afirma que Tlatelolco respira una paradoja: su tierra vale 61% menos que el promedio de Cuauhtémoc (Alcaldía), pero en cinco años ha encarecido 25.5%.

’Aquí, entre grietas estructurales y semillas de huertos urbanos, se libra una batalla silenciosa contra un fantasma que ya devoró colonias como la Roma o la Condesa, esa es la gentrificación’.

Indica que entre los cimientos fracturados: deterioro y oportunidad, en Nonoalco Tlatelolco, diseñado por Mario Pani como una ’Ciudad Dentro de la Ciudad’, hoy muestra costuras abiertas. ’Tras el sismo de 1985 que derrumbó edificios como el ’Nuevo León’, y el abandono institucional que ha convertido pasillos en laberintos de filtraciones y grietas, Tlatelolco debe ser defendido por sus propios habitantes pues la transformación es inevitable pero… la injusticia, no’.

En otro tema, ’Nachito’ (como lo conocemos en el ámbito periodístico) precisa que en Tlatelolco, la organización vecinal resuelve lo que otros sólo anuncian en mantas, ya que la solución en el ’Bajo Puente de Flores Magón’ fue resultado de una gestión vecinal colectiva y documentada, sin protagonismos individuales.

La intervención para atender la situación de las personas en situación de calle que se resguardaban en los ductos de ese lugar fue una iniciativa impulsada y gestionada directamente por la comunidad de Tlatelolco, demostrando una vez más la fuerza de la organización vecinal.

Acentúa que toda la gestión quedó debidamente registrada mediante oficios, fotografías y la invitación abierta a más vecinos para sumarse y que, el proceso fue reporteado y publicado en tiempo real por el periódico digital ’Con Tlatelolco’ y transmitido en los programas en vivo de ’Con Tlatelolco TV’, cuyos archivos permanecen disponibles para su consulta pública. Asimismo, el caso fue replicado en varios medios de circulación nacional.

Nachito; frasea: ’en el cruce de avenidas que dibujan el mapa del poder y la indiferencia en esta ciudad, un pequeño gran milagro de organización comunitaria se ha consumado bajo el Puente de Flores Magón’.

Aviva que mientras la clase política se especializa en el arte de la simulación y la foto protocolaria, los vecinos de Tlatelolco han vuelto a dar una lección de civismo pragmático: han resuelto, con acciones silenciosas y efectivas, lo que otros sólo se limitan a denunciar en vibrantes mantas.

’El caso es emblemático y merece ser diseccionado porque desnuda los vicios y las virtudes de la gestión pública actual. La situación de las personas en situación de calle en los ductos del citado Puente era un problema visible para todos, pero sólo fue atendible cuando la ciudadanía, organizada, tomó la batuta’.

Subraya: ’No fue un descubrimiento de escritorio ni una promesa de campaña; fue el resultado de la tenacidad de vecinas como Gricelda Domínguez y Alicia, quienes, armadas con una sensibilidad ausente en muchos escritorios oficiales, convirtieron la indignación en gestión. He aquí el primer elemento de esta lección: la legitimidad de la acción directa’.

Arellano Mora, resalta que este proceso no se quedó en la queja. ’Se materializó en recorridos, en oficios, en reuniones incómodas bajo el sol y la lluvia. Contó con un aliado invaluable, Martín, cuya experiencia vital desde la calle aportó una perspectiva que ningún manual de política social puede enseñar’.

Inclusive, refiere que involucró a funcionarios serios, como la entonces directora territorial Elisa Mejía, y contó con el apoyo comprometido de la Concejal Rosalía Villasana, quien participó activamente en los recorridos de campo.

Agrega que la suma de instituciones oficiales fue crucial al responder al llamado vecinal, demostrando que cuando la autoridad acompaña y no pretende liderear, los resultados llegan. Destaca que con transparencia radical, cada paso fue documentado, fotografiado y transmitido en vivo a través de ’Con Tlatelolco TV’.

’No hubo lugar para la opacidad ni para el oportunismo. La comunidad fue testigo en tiempo real de sus propios avances, lo que desactiva por completo cualquier intento de apropiación política o de creación de relatos alternos. Este es un golpe directo a la vieja práctica del clientelismo: los hechos están ahí, en video, para quien quiera verlos’, reta.

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¡Tlatelolcas priorizan bien común sobre intereses particulares y protagonismos!

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