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Mayo 05, 2019 23:26 hrs.

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By Johanna Duvall
Mayo 05, 2019
Si bien es posible que la mayoría de gente que lea este artículo tenga un hogar al que volver cada día, la realidad es que son muchos los que viven en la calle. Para un vagabundo, cada día representa una lucha nueva y nunca tienen garantizada la comida o agua limpia para vivir. Un veterano de guerra quiso experimentar cómo era vivir en las calles de su país, por lo que dejó a su familia, tomó una pieza de ropa y un saco de dormir y vivió en las calles durante 60 días. Sin embargo, después de relacionarse con mendigos y personas sin hogar, se comprometió a nunca más darles dinero…

Fingiendo ser un vagabundo
Un ex veterano del ejército británico decidió vivir en las calles durante 60 días para comprender mejor cómo era quedarse sin hogar. Ed Stafford, de 43 años, estaba acostumbrado a las comodidades de su casa, antes de ir de encubierto durante 2 meses.


Sin embargo, no lo estaba fingiendo. Ed vivió en las calles de Londres, Manchester y Glasgow como vagabundo durante todo ese tiempo y las cosas que vio cambiaron por completo lo que sentía por la comunidad de personas sin hogar del país…

Dura historia

Parecía que los 60 días de vida en las calles británicas serían bastante fáciles para Ed Stafford, especialmente porque ya había vivido en condiciones extremadamente difíciles. Ed fue capitán del ejército británico, y, además, batió récords impensables en su vida.

En 2012, el veterano ingresó al Libro Guinness de los Récords Mundiales cuando se convirtió en el primer hombre en caminar por todo el río Amazonas. Sin embargo, su último desafío fue el más agotador hasta el momento…

Lo tenía todo

No se puede negar que Ed había trabajado muy duro para llegar a donde estaba en la vida. El veterano de guerra se había convertido en una especie de personalidad televisiva y ahora estaba recogiendo frutos.

No solo se casó con la mujer de sus sueños, sino que la feliz pareja construyó una familia, vivió en una hermosa casa, junto a sus perros con los que dieron sus paseos mañaneros. Sin embargo, Ed estaba listo para dejar todo eso de lado para su último proyecto: ser un vagabundo.

Dejar todo atrás

Ed estaba tan comprometido con su último proyecto que incluso hizo su propio documental: 60 días en las calles. Para sumergirse completamente en el estilo de vida de las personas sin hogar, se vio obligado a dejar a su familia y su hogar, y todo lo que llevó consigo fue una pieza de ropa, un saco de dormir y cámara.

Además, no llevó dinero con él, lo que lo colocó firmemente en el camino de convertirse en una de las muchas personas sin hogar del Reino Unido…

Problemas y más problemas

Un estudio de 2018 mostró que unas 320.000 personas en Gran Bretaña viven sin hogar. Esto significa que 1 de cada 200 personas no tiene un lugar al que regresar cada noche. Además, muchas de las personas sin hogar han servido previamente en el ejército, una estadística que rompió el corazón de Ed.

Ed se encontró rodeado de situaciones terribles, como vagabundo que se meten en peleas. Muchis se le acercaron pidiendo y ofreciendo sustancias ilícitas en igual medida. Cada día presentaba más desafíos para Ed…

La primera noche fue la peor

No se puede negar que la primera noche de Ed en las calles fue la más dura. Recuerda sacar su saco de dormir por primera vez y luchar toda la noche para dormir bien por la noche. Manchester, Inglaterra, es conocida por tener mucha lluvia y en su primera noche, Ed casi logró esquivar la lluvia.

Sin embargo, no por eso su primera noche en las calles fue menos incómodo. Muy pronto, llegaría a conocer a algunas personas interesantes…

Las calles, una mina de oro

Una lección fascinante que Ed aprendió pronto fue que algunas personas sin hogar pueden ganar mucho dinero en un día cualquiera. En Manchester, un vagabundo que conoció con el nombre de Mark, dominó el arte de hacer dinero fácil hablando sin problemas por la ciudad.

Lamentablemente, hace solo siete años Mark era un pintor exitoso, pero terminó en las calles después de que su matrimonio se rompiera. Mark no era el único capaz de ganar buen dinero en las calles…

Basurero profesional

Una de las suposiciones clásicas que la gente hace acerca de las personas sin hogar es que tienen que buscar en los basureros para encontrar comida. Esto se aplica a muchos que viven en las calles y Ed experimentó esto de primera mano.

Encontró una ensalada en perfecto estado en la basura una vez, pero decidió no comerla porque había un chicle en su interior. Ed tardaría poco en darse cuenta que no necesitaba rebuscar en la basura por comida.

Comida de sobra

Al final de sus 60 días en las calles, Ed no podía creer que hubiera subido 11 libras cuando todo estaba dicho y hecho. Estaba abrumado por la cantidad de comida que la gente estaba dispuesta a darle.

Nunca comió tantas hamburguesas, sándwiches y pasteles. Cuando estaba en Glasgow, Ed se sorprendió al ver que 26 voluntarios estaban distribuyendo comida solo a dos hombres sin hogar. Los nutricionistas le dijeron a Ed que si hubiera continuado comiendo de esa manera, habría desarrollado problemas cardíacos.

Noches sin dormir

A lo largo de los 60 días, Ed encontró muchos lugares creativos y maneras de descansar bien por la noche. Sin embargo, probablemente su sueño más memorable fue en Manchester, cuando conoció a una joven sin hogar llamada Dina.

Madre de seis hijos, Dina solía ser modelo. Ahora, sin embargo, vivía en las calles y tenía su propio refugio de cartón, que prestó a Ed para dormir por una noche. Daría cualquier cosa por volver con sus hijos, pero lamentablemente, se había acostumbrado a las calles…

Actividades ilegales

A medida que avanzaban los días, Ed comenzaría a darse cuenta de que todos los que también vivían en las calles estaban involucrados en algún tipo de actividad ilegal de alguna forma.

Apenas se despertó la mañana después de quedarse en el refugio de Dina, se dio cuenta de que estaba desesperada por conseguir sustancias ilícitas para comenzar su día de la mejor manera posible. Horrorizado por lo que estaba viendo, Ed comprobó cómo la gente de Manchester enfrentaba este problema…

Relación con la policía

En su documental 60 días en las calles, Ed destacó que el alcalde de Manchester, Andy Burnham, estaba tratando de acabar con la creciente población de personas sin hogar en el centro de la ciudad.

De hecho, Ed se topó con un rudo despertar cuando un equipo de policías se acercó a él para preguntarle qué estaba haciendo. Un oficial incluso le dijo a Ed que sentarse allí y recibir dinero y comida del público era una ofensa y le dio una advertencia.

Medidas de higiene desesperadas

Para una persona sin hogar, tratar de mantener la higiene personal es extremadamente difícil. Sin acceso a tu propio baño o agua corriente limpia, es una lucha diaria mantenerte limpio.

Ed comenzó a darse cuenta de esto y llevó a cabo algunas medidas bastante desesperadas. Al ver que había estado usando la misma ropa durante muchos días, Ed llegó al extremo de usar agua del inodoro para limpiarse. También usaba cubículos de baño para desvestirse y lavar su ropa.

Un momento especial

A pesar de que vivía en las calles por su programa de televisión, estaba claro que Ed se había ganado la confianza de más de un vagabundo durante su estancia allí. A pesar de tener algunas dificultades con Dina, la pareja pudo disfrutar momentos dulces, aprovechando la compañía de los demás y admirando el cielo iluminado por la luna.

Vivir en la calle puede ser extremadamente solitario, y los amigos pueden jugar una carta importante ante las adversidades que te pueda presentar la vida.

Experiencia liberadora

Con el paso del tiempo, Ed comenzó a acostumbrarse a vivir en las calles, admitiendo que uno desarrolla dureza y la mentalidad para sobrevivir. Sin embargo, las cosas no siempre fueron tan difíciles para el veterano.

Nada le gustaba más que sentarse en la acera y mirar pasar a la gente. Para él, había algo liberador en no tener responsabilidades o reglas que cumplir. Tardo poco en conocer a un vagabundo con una perspectiva muy diferente…

Un caso diferente

Ed conoció en Manchester un joven sin hogar llamado Jeff. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, que eran mucho más viejos y habían estado en las calles por mucho más tiempo, Jeff tenía solo 26 años y apenas llevaba en las calles por algunos meses.

Le dijo a Ed que a pesar de tener problemas de salud mental, quería desesperadamente tener éxito en la vida. Ed estaba impresionado por la actitud positiva de Jeff. Las cosas empezaron a cambiar ante sus propios ojos…

Hoteles de lujo: el objetivo

A Ed le resultó reconfortante ver a este joven vagabundo que parecía tan decidido a salir de las calles. Se trataba de un joven talentoso que solo necesitaba un poco de suerte para volver a encarrilar su camino.

Sin embargo, una noche, Jeff llevó a Ed a algunos hoteles de alto nivel y le dijo que planeaba pedirle dinero a las personas que entran y salen de los edificios. No pasó mucho tiempo antes de que Ed comenzara a ver las grietas…

Jeff le había mentido

Después de solo media hora, Jeff había ganado el equivalente a 26 dólares luego de pedir dinero. Ed encontró esto extremadamente impresionante, afirmando que 50 dólares por una hora de trabajo era una buena forma de vivir.

Poco después, Jeff le dijo a Ed que iba a usar el dinero para adquirir algunas sustancias ilícitas, para consumirlas descaradamente delante de él. Ed aprendió (de la manera difícil) que Jeff no era un inocente joven, como él que creía que era, después de todo…

No confíes en nadie

Pronto se hizo muy claro para Ed que si estaba tan equivocado con Jeff, ¿había alguien en la calle en quien pudiera confiar? Parece que cuando no tienes un hogar, te ves obligado a hacer cosas extremas para sobrevivir.

Es por eso que muchos vagabundos llegan a adoptar una brújula moral diferente a la de quienes tienen hogares y Ed podía ver esto en Jeff. Sabía que no podía confiar plenamente en nadie en las calles, pero quería hacerlo…

Ed quiso ayudarlo

Ed no se dio por vencido, todavía veía algo de luz en Jeff. Se dio cuenta de que en el fondo, solo era un hombre perdido y joven que necesitaba una dirección en su vida.

Determinado a ayudarlo a volver al buen camino, Ed organizó una reunión de consejo para Jeff en el Ayuntamiento de Manchester, a la que éste asisto felizmente. Se abrazaron y cada uno siguió su camino, Ed estaba emocionado por las nuevas oportunidades que pudieran llegar…

¿Causa perdida?

Mientras Ed esperaba fuera de Manchester Town Hall la llegada de Jeff, notó que había transcurrido media hora desde que debía comenzar la cita. Preocupado por el paradero de Jeff, le envió un par de mensajes de texto antes de intentar llamarlo.

Sin embargo, Jeff no respondió a Ed y no atendió ninguna de sus llamadas. Estaba claro que Jeff había cambiado de opinión acerca de cómo obtener ayuda y, como resultado, no quería que Ed lo contactara más.

West End = el final

Con el último capítulo de los 60 días en la calle de Ed en Manchester, comenzó otro en las calles de Londres, la capital del país.

Después de elegir como zona para dormir el West End, un distrito que es básicamente el Broadway inglés, Ed quedó en shock al ver cuántos rincones de esta zona ostentosa estaban llenos de personas sin hogar. Y aunque se encontró con muchos vagabundos, también se encontró con algunas personas sin hogar que técnicamente tenían hogar…

Nadie dijo’hola’
Un día, cuando Ed fue a una calle principal del centro de Londres, hizo un pequeño experimento para ver a cuántas personas le prestarían atención, ya fuera con dinero o simplemente palabras amables.


Después de cinco minutos, 72 personas pasaron caminando junto a él y nadie le dijo nada, ni una palabra. Completamente descorazonado por esta falta de interacción, Ed decidió empacar sus cosas y reubicarse. Entonces, alguien le prestó atención, pero no del tipo que había esperado…

Pura hostilidad
No debería sorprendernos que Ed se haya encontrado con algunas personas bastante hostiles durante su tiempo en las calles de Londres. Una mujer se detuvo mientras caminaba, se fijó en los camarógrafos de Ed y lo atacó verbalmente por lo que estaba haciendo.

’¡No tienes una historia que contar!’ le gritó ella. No estaba claro si estaba o no sin hogar, pero la señora estaba obviamente enojada con la decisión de Ed de documentar la vida de los sin hogar.

Este vagabundo tenía hogar
Cuando Ed vivía en las calles de Londres, aprendió algo notable sobre uno de los vagabundos con los que compartía una acera. El mendigo en cuestión no era en realidad un sin hogar, simplemente pedía limosna porque pensaba que así estaba ganando más de lo que ganaría en un trabajo regular.

Darren afirmó que ganaba hasta $ 800 en algunas noches, simplemente caminando y pidiendo dinero. Y Ed se sorprendió bastante cuando Darren lo invitó a su casa …

Bienvenido a mi humilde morada

Sorprendentemente, Darren vivía en su propia casa y tenía todas las cosas que una persona promedio necesita. No solo tenía agua caliente para ducharse y una cama para descansar, sino que también tenía otros lujos como sistemas de sonido y consolas de videojuegos.

Al parecer, el gobierno le dio a Darren la casa después de que fue liberado de la prisión. Sin embargo, cuando no pudo encontrar un trabajo estable, recurrió a la mendicidad, lo que resultó ser mucho más fructífero.

Las calles de Glasgow

Cuando Ed viajó hacia el norte, notó que la comunidad de personas sin hogar en Glasgow era muy diferente de la de Manchester y Londres.

Aunque la tasa de personas sin hogar es tan alta en la ciudad escocesa como en las dos ciudades anteriores, las calles de Glasgow estaban vacías por la noche. Esto no solo se debia a que hacía mucho más frío en el norte, sino que la ciudad había desarrollado la reputación de ser peligrosa, especialmente de noche.

Directo al refugio
Ed se enteró que Escocia es el hogar de algunas de las leyes más progresistas en lo que respecta a las personas sin hogar, tomando prestada la política de HouseFirst que resultó ser muy exitosa en Suecia.

Además, Glasgow tiene muchos refugios para personas sin hogar y no pasaría mucho tiempo antes de que Ed fuera dirigido a uno de ellos. Recibió comida caliente y una cama para descansar. Ed conoció allí a una persona que aportaría algo totalmente nuevo a su programa…

Realmente quería ayuda
Ed conoció a un hombre cuya historia era casi contraria a la de Jeff. Knoxy no es mucho más joven que Ed y, durante los últimos 18 años, había estado viviendo en las calles de Glasgow.

Knoxy, procedente de un hogar roto y protagonista de varios altercados con la ley, era una persona amigable que realmente quería mejorar su vida. Y no era el único sin hogar de la ciudad con una historia única que contar…

Multi ayuda
Otro vagabundo con quien Ed se puso en contacto, había disfrutado de una vivienda temporal antes de que lo echaran y terminara nuevamente en la calle.

El hombre en cuestión, había estado dentro y fuera de la cárcel durante muchos años y, cuando conoció a Ed, formaba parte de una comunidad de refugios de Glasgow muy unida. Por suerte, Ed pudo ayudar al hombre a ponerse nuevamente en pie y, antes de darse cuenta, había regresado a una vivienda temporal.

Una valiosa lección que Ed aprendió de sus 60 días en las calles fue que había algo más importante que el dinero que toda persona sin hogar, real o falsa, necesitaba para sobrevivir.

No todo es por dinero
Sin un apoyo psicológico saludable y una red de amigos / familia para ayudarles a atravesarlo, son pocos los que pueden salir adelante, por mucho dinero que tengan. Knox se sintió abrumado por las amables palabras de apoyo que Ed le dio durante el tiempo que pasaron juntos.

Hogar dulce hogar

Cuando terminaron los 60 días de Ed sobreviviendo en las calles de las tres de las ciudades más concurridas de Gran Bretaña, volvió a casa. En el momento en que abrió la puerta, su esposa lo abrazó emocionada y finalmente pudo reanudar su vida.

Ed nunca volverá a pensar lo mismo sobre la comunidad sin hogar del país. Se siente culpable al saber que siempre habrá vagabundos en las calles de Inglaterra y Escocia. Sin embargo, ¿continuará dando a los mendigos?

Dar o no dar, esa es la cuestión
Después de encontrarse con tantas sin hogar únicos, cada uno con su propia historia, Ed se dio cuenta de que no todos los vagabundos son iguales. De hecho, no todas las personas sin hogar carecen de hogar.

Cada persona que vive en la calle debe ser tratada de manera diferente y es difícil distinguir un vagabundo de otro. Hasta que no pueda encontrar una distinción real, Ed admitió que nunca entregaría dinero a mendigos reales o falsos…

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Tras vivir 60 días como vagabundo, veterano de guerra aconseja: no darles dinero

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