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Abril 06, 2020 12:55 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Los medios ofrecen espacios a todos por igual. Los tiempos de verificar la experiencia de los entrevistados o de confirmar lo declarado por sus ocupantes de espacios importantes, quedó atrás. Ahora, con el pretexto de los expertos, sólo porque imparte clases en una universidad púbica o privada, cualquier puede ocupar la noticia de ocho columnas, claro, siempre y cuando cuestione la política económica, de salud, de educación o se seguridad de la actual administración pública.


Los medios presionan con objetivos muy claros, quieren dinero. De ahí que inventen a sus propios expertos, o saquen del anonimato a algún catedrático en busca de fama o de empleo para que diga lo que los medios quieren, no lo que el entrevistado sabe.


La insistencia de los medios que raya en la obsesión no esconde sus objetivos. Desgastar para comprobar que el actual gobierno no sabe gobernar. Sin embargo, esta reiterada descalificación que pareciera una constante en los medios convencionales —y por ser convencionales son previsibles—, sólo encuentra su podio desgaste y sobre todo, incrementa la falta de credibilidad en sus contenidos.

Hay personajes en esos medios, que a pesar de un desgaste personal, que implica insultos en la vía pública y tienen que salirse de los restaurantes a los que asistentes ante el grito de ’chayoteros’, persisten en la descalificación.


Al llegar un problema de salud que casi alcanza en México el centenar de víctimas, ni siquiera se inmutaron para unirse a salvar vidas, al contrario, difundieron noticias falsas, aseguraron catástrofes irreales, denostaron toda precaución recomendada por el gobierno federal, y exageraron el destino del país y del mundo.


En otros países, la oposición —en otros países sí hay oposición política— se unió a las medidas adoptadas por el gobierno, nunca cuestionaron su posible eficacia ni especularon sobre resultados a futuro, porque saben que ellos por muy sabios que puedan ser todavía no adivinan el futuro y son capaces de crear profecías.


En México, los Nostradamus del desastre y la muerte, de inmediato criticaron las medidas desgobierno y las compararon con las adoptadas en otros países, como si todas las acciones tuvieran la misma alimentación, el mismo clima, la misma pobreza o riqueza. Ellos se dijeron ciudadanos del mundo y actuaron como tales a la hora de criticar.


Todo esto con su respectivo registro en los medios de información, cuya credibilidad decrece a grado tal que nadie puede siquiera voltear a verlos. Su crisis de riqueza que no de capital, aprovecha la crisis de salud para anunciar que ya no aparecerán en impreso sino sólo en internet. Si tuvieran contenido verdadero habría certeza, y con certeza hay venta de periódico en papel, como ocurre en muchos países del mundo, ello que ven más para afuera que para adentro deben saberlo.


así, los medios convencionales, acostumbrados al ’apapacho ilícito’ de los gobiernos anteriores les dan espacios a esos Nostradamus del apocalipsis que sólo desvirtúan la verdad y colocan al borde de la enfermedad, incluso de la muerte, a muchos mexicanos, a cambio de que les regresen un subsidio par sus bolsillos.


Esos Nostradamus tienen nombre y apellido y esos medios son bien ubicados e identificados.

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Una columna para Nostradamus

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