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Junio 03, 2019 00:28 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


En cualquier país democrático o que por lo menos base sus cambios de gobierno a través de las urnas, la dinámica de las leyes electorales debe ser ligera y profunda, pero cambiante. Las transformaciones que se viven actualmente, que ahora sí, nadie puede negar, exigen de una nueva ley electoral.


La visión de los actuales consejeros electorales si bien se apegan a un código electoral interpretado a su manera, corresponde a una manera de coordinar las elecciones y sus secuencias y consecuencias que corresponden al pasado.


La propia forma de elegir a sus miembros debe ser más abierta. Depositar en los legisladores la decisión de los consejeros electorales implica que éstos, una vez investidos como tales, peguen facturas a los partidos que los llevaron a esos cargos, como ha sucedido desde la fundación del IFE.


La Secretaría de Gobernación se desprendió, con mucho dolor y grandes sacrificios de la titularidad del órgano electoral. A regañadientes dijo que se trataba de ciudadanizar las elecciones para despejar dudas y dar certeza a los resultados electorales. No lo ha logrado el IFE y, menos aún, el INE:


Se cuenta con los consejeros electorales más cuestionados de la historia del instituto, y unas leyes que no se han cambiado en varios años. Y se pondera la legislación anterior en cada cambio. El apego ortodoxo a la legalidad de todas las reformas electorales ha dejado al margen el sentido común, que debe sumarse a esa estricta transformación de las leyes electorales.


El presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, afirmó hace semanas que urge que el Congreso de la Unión realice una nueva reforma electoral, para que los recursos que se destinan a los partidos políticos sean equitativos y menos onerosos.

Lo cierto es que los privilegios de los consejeros sin credibilidad deban tener límite.


Incluso sería muy importante que se investiguen sus relaciones personales con los diferentes partidos políticos y se explique la tibieza en los castigos con el PRI y el PAN, y se justifique el endurecimiento contra Morena. Porque esto ha sido una constante en la actuación de los consejeros electorales desde que existe el IFE y se ha acentuado cuando llega a la presidencia Lorenzo Córdova Vianello, quien convocó a la población a asistir este domingo a las urnas a elegir en Baja California y Puebla gobernador, y en Aguascalientes, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo para renovar los congresos locales y alcaldías.


Ahora hace falta que convoque a los consejeros a ser imparciales, y que busquen la igualdad de circunstancias antes, durante y después de los comicios.


Ahora resulta que cumplir con su deber es un acto heroico, cuando ni siquiera debería mencionarse que se actuará con legalidad, el propio consejero presidente aprecia como un gran logro este requisito esencial para que él y sus consejeros justifiquen su cargo y su salario.


Córdova dijo que la "mesa esta puesta" para que vayan a votar con la garantía de que se respetará su voluntad que emitan a través del sufragio, e hizo un llamado a que los actores políticos se mantengan dentro de la legalidad, y que los ciudadanos acudan a denunciar cualquier irregularidad que detecten.


Ahora habrá que hacerle un llamado a él para que sancione de manera equitativa a los infractores de delitos electorales y que estudien con detenimiento las pruebas de los castigos.


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Urge reforma electoral

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