1

1,158 vistas

Noviembre 25, 2013 16:06 hrs.

Fernando Amerlinck › diarioalmomento.com

Biografías ›


Zapata y las grandes mentiras de la revolución mexicana, recientísimo libro de Armando Ayala Anguiano, es indispensable para saber cómo ciertos caudillos (como Obregón) crearon mitos nacidos de varios ingredientes de la revolución:
Caudillismo de gente increíblemente ambiciosa y rastrera, y tipos desorientados, mediocres y proclives a la conjura y el mal consejo (ejemplos: Zapata con F. Vázquez Gómez, Pascual Orozco y el sagaz bribón Manuel Palafox).
Destrucción de estructuras productivas; solución inmediata a la pobreza con ratería, chambismo e influyentismo (ejemplo: Zapata protegiendo en 1915 a su expatrón, el “41”, el hacendado acaparador de maíz Ignacio de la Torre).
Robo de la riqueza ajena y nacional para comprar lealtades o castigar deslealtades; y tirar dinero (ejemplo: en 1915 Villa regaló a Zapata medio millón de pesos oro de sus robos en el norte; se hicieron humo en Morelos).
Traición, deserción y venta al mejor postor —nacional o extranjero— como práctica rutinaria (ejemplo: Zapata aliándose con petroleros gringos para derrocar a Carranza en 1918).
Hasta Octavio Paz (en 1950) cayó en la trampa zapatista (pp. 226-228). Perviven mitos y mentiras sobre ese “gran movimiento social” que todo niño escolar aprende que fue justiciero, libertario, modernizador y beneficioso. El siniestro grito Zapata vive, la lucha sigue parece respuesta viva a la injusticia, pero el mismo Zapata declaró en 1915 el problema agrario en Morelos “resuelto de manera definitiva” (p. 183) y abjuró del Plan de Ayala en 1918 (p. 205), luego de convertir a Morelos en un “paraíso neolítico reminiscente de los cacicazgos novohispanos” con Zapata “salvador y padre”, “donde resurgió el modo de vida ancestral, con toques de racismo al revés”, escuelas desiertas, industria destruida (pp. 182-184). “Mil veces imploró Zapata a los campesinos que produjeran caña, pero casi nadie le hizo caso… su razonamiento era que Zapata ya los había hecho ricos, y como los ricos no trabajan, ellos no iban a hacerlo.”
Los mitos populares suelen ser guapos; Marcos, el Che, lady Di y Zapata son fotogénicos; ¿cómo no van a ser virtuosos? Pero nadie hace país con pósters; Marlon Brando (¡Viva Zapata!) es buen cine pero pésimo futuro nacional.
Imprescindible libro; Armando Ayala tuvo acceso a los archivos de Pablo González y de Vázquez Gómez, que Womack no conoció. Hay que aprender de la historia de carne y hueso, como la llama este historiador ajeno a sospechas de partidarismo o de escribir algo que no sea responsable y ajustado a los hechos.

VER NOTA COMPLETA

Zapata de carne y hueso

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.